Soy un joven barcelonés de 17 años que comenta con orgullo allá donde va que hay un pueblecito pequeño entre olivos que guarda como un tesoro los recuerdos de mi infancia y los de la infancia de mi papá. Yo no he nacido en vuestra tierra y estoy muy orgulloso de ser catalán, pero vuestro querido pueblo tiene entre sus paisajes mis primeras palabras, mis primeras risas al llegar el verano, esas siestas calorosas y esas noches frescas. De más mayor ir al pueblo, a vuestro pueblo, supone un poco de pesadez y añoranza de esas cosas que rápidamente se echan de menos cuando viajas aunque sea un viaje de placer, he dejado atrás la despreocupación de la tierna infancia y ahora vuestras tierras me atraen y me rechazan a la vez.
Sé que no es fácil entender lo que os cuento, pero cuando uno vive en una gran ciudad y esta acostumbrado a la vida rápida, al bullicio y especialmente al ritmo de vida que llevamos los jóvenes urbanos, a veces el descanso que nos ofrece el pueblo y que tanto esperan mis padres a nosotros nos parece algo excesivo.
También comprendo la postura de la gente (sean del pueblo o no) que se aferra a cualquier cambio en el pueblo si eso les aportará beneficio para este remoto lugar que tan cerca y a la vez tan lejos esta a veces de la modernidad.
Personalmente estoy en contra de la construcción del campo de golf (estoy al corriente de que mí opinión no es valida) porque hay que calcular muy bien hacia dónde tiene que derivar el desarrollo de vuestra villa y creo que nadie (o casi nadie) deseamos que vuestro lugar de vida se convierta en la 2º Oropesa de España. Hay que promocionar el turismo si, pero no cualquier turismo, sino el turismo de la gente que ame la naturaleza y que tenga lugares de diversión sin que esos lugares dañen vuestro paisaje (¡no es lo mismo construir una discoteca y algunos lugares de alojamiento que construir un campo de golf!).
Así pues me despido de vosotros y os aconsejo pensar bien antes de escoger que es lo que queréis para vuestro pueblo, después de la elección no habrá marcha atrás.
Sé que no es fácil entender lo que os cuento, pero cuando uno vive en una gran ciudad y esta acostumbrado a la vida rápida, al bullicio y especialmente al ritmo de vida que llevamos los jóvenes urbanos, a veces el descanso que nos ofrece el pueblo y que tanto esperan mis padres a nosotros nos parece algo excesivo.
También comprendo la postura de la gente (sean del pueblo o no) que se aferra a cualquier cambio en el pueblo si eso les aportará beneficio para este remoto lugar que tan cerca y a la vez tan lejos esta a veces de la modernidad.
Personalmente estoy en contra de la construcción del campo de golf (estoy al corriente de que mí opinión no es valida) porque hay que calcular muy bien hacia dónde tiene que derivar el desarrollo de vuestra villa y creo que nadie (o casi nadie) deseamos que vuestro lugar de vida se convierta en la 2º Oropesa de España. Hay que promocionar el turismo si, pero no cualquier turismo, sino el turismo de la gente que ame la naturaleza y que tenga lugares de diversión sin que esos lugares dañen vuestro paisaje (¡no es lo mismo construir una discoteca y algunos lugares de alojamiento que construir un campo de golf!).
Así pues me despido de vosotros y os aconsejo pensar bien antes de escoger que es lo que queréis para vuestro pueblo, después de la elección no habrá marcha atrás.