Querido
amigo, Jacinto, descansa por fin en paz.
La máquina del tiempo (como tú decías), ha querido detenerse en la tierra que amabas para dejarte morir en ella.
¡Fue magnífico!, poder acompañ
arte en tu último recorrido por todos los lugares que amabas y siempre como emigrante echaste tanto de menos.
Con
niebla en mis ojos y un nudo en la garganta, agradezco al destino el poder haberte conocido y disfrutar de cada uno de esos momentos, en todos los días que has estado con nosotros.
Es
... (ver texto completo)