Efectivamente el mal del pueblo está, como en muchos otros pueblos andaluces en la vaguería que ha creado el paro. No interesa para nada trabajar porque a final de mes llega el dinerito, menos del que supondría un sueldo, si, pero más fácil, sin sudarlo, sin madrugar (aunque tengo entendido que hay quien madruga para ir al bar de Retrato y vuelve a acostarse otro ratito, el colmo de la vagancia, por favor), y ya está, si eso además permite lucir coche para que los demás vean que tu economía marcha (aunque luego no te dé ni para comerte una gamba) pues fenomenal, lástima que sean esos mismos quienes no puedan tragar que haya gente que gracias a su trabajo, a sus esfuerzos para sacar una carrera (con el sacrificio de sus padres, por supuesto), tengan un desahogo y un nivel que nadie les ha regalado. Se lo han trabajado, así que, de señoritos nada, porque si señorito es el que lleva una vida cómoda sin trabajar, ¿quién es el señorito aquí?