A la zagala de Doncilla.
Me has recordado las época de la trilla, yo era muy niño pero recuerdo como uno de los momentos más felices de mi vida cuando se trillaba cerca de donde esta la cooperiva, para mí eran días de fiesta, mi amigo, su padre y yo nos montábamos en el rulo tirado por el mulo y venga vueltas éramos los tíos más felices del mundo. Claro luego empiezas a ser consciente de los sacrificios, yo no me quedaba cuando se empezaba a aventar y el polvo que les llegaba hasta los tuétanos, luego la paja había que subirla a la cámara y otra vez los picores, no había ducha ni nada parecido, al pilón o al río. Luego me han contado también lo duro que era la vida para los segadores cuando iban a Guadahortuna (Un paisano nuestro es cura allí), trabajaban casi deshidratados, con unos mandiles que sí recuerdo atados a la pantorrillas y cuando terminaba la jornada a dormir al fresco sobre las albardas de los mulos.
Fdo. El Tío del Saco.
Me has recordado las época de la trilla, yo era muy niño pero recuerdo como uno de los momentos más felices de mi vida cuando se trillaba cerca de donde esta la cooperiva, para mí eran días de fiesta, mi amigo, su padre y yo nos montábamos en el rulo tirado por el mulo y venga vueltas éramos los tíos más felices del mundo. Claro luego empiezas a ser consciente de los sacrificios, yo no me quedaba cuando se empezaba a aventar y el polvo que les llegaba hasta los tuétanos, luego la paja había que subirla a la cámara y otra vez los picores, no había ducha ni nada parecido, al pilón o al río. Luego me han contado también lo duro que era la vida para los segadores cuando iban a Guadahortuna (Un paisano nuestro es cura allí), trabajaban casi deshidratados, con unos mandiles que sí recuerdo atados a la pantorrillas y cuando terminaba la jornada a dormir al fresco sobre las albardas de los mulos.
Fdo. El Tío del Saco.