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HUESA: Relato dedicado. Pantalón y chaqueta de pana marrón,...

Relato dedicado.
Pantalón y chaqueta de pana marrón, solia vestir.Su pelo canoso lo escondia con un negro sombrero de la época.
Desconfiado, mal-humorado y temperamental se le podia apreciar a simple vista.
Ella, siempre la vi vestir de negro con un delantal a cuadros, entre gris y blanco.Era corpulenta, de andares y gestos pausados, era apacible y muy amable.
Correteamos por su huerto con el consentimiento de él.La albahaca y el perejil lo cuidaba y regaba con esmero.
Un pequeño camino se habria paso entre frondosos Olivos hasta llegar a su pequeño cortijo.Sobre unas viejas maderas a la puerta de su cortijo, unos parrales se entre cruzan y buscan camino.Hechas por él y en la puerta, dos sillas con el asiendo de eneas.Su hobby era su precioso huerto.
Dos candiles cuelgan de la vieja pared a cada lado de la habitación, un viejo y descolorido cuadro, en el unas frutas y una perdiz forman el bodegón. Estrevedes y tenazas cuelgan al lado de la chimenea.
Todas las tardes se les veia subir camino arriba.él, más ágil se valia de su viejo callado, ella con su paso lento y pausado le pedia que la esperase.
Entre las casas nuevas y el cortijo habia una vieja alberca, en primavera y jugando con las ranas, él nos dio más de un susto.
Con los últimos claros se les podia ver bajar y perderse entre aquellos frondosos Olivos, Aún se sentaban un rato más a la puerta de su cortijo, desde el pequeño camino de las quebradas se podia ver la luz suave y apagada de los viejos candiles.
Tia Maria y Tio Juan le llamabamos los que le conociamos, papa-Juan y mama-Maria le llamaban sus nietos.De esparto hacia sus "ondas", su punteria era asombrosa junto a su mal genio.Sentado junto al quicio de la puerta, en sus labios un cigarrillo de liar medio apagado.La Tia Maria siempre le reprocho que fumase, en sus manos un manojo de esparto.Ella, sentada junto a él trocea unos pimientos de su huerto, él no para de hablar, ella asiente con la cabeza.
De su chimenea un hilo de humo en los duros dias lluviosos de Invierno.Ya tenian sus viejas botas de agua preparadas tras la puerta.
Aún se conserva el viejo cortijo, su bonito huerto ya solo esta en el recuerdo de quien paseamos junto a la albahaca y perejil, de quien alguna que otra velada la pasamos a la luz de la Luna escuchando viejas historias del pasado.
Brujillo, espero que te guste este relato, y si en algo he pecado perdoname.
Martinico.