Veladas junto a la cruz de hierro forjado, secretos e ilusiones bajo la vieja cruz, y la atenta mirada de la Luna llena.Junto al quicio de la vieja puerta, y sentados sobre sus pequeña silla de aneas, ven pasar la noche, ven pasar el tiempo, a sus pies no deja de merodear, aquel viejo gato gris.
De fondo, unos grillos le dan a la velada el sentimiento veraniego, de la vieja ventana y junto a la vieja puerta, el olor a albahaca y jazmin paz y tranquilidad una noche cualquiera de primeros de Junio.
Se rompe el silencio, se interrumpe el canto de los grillos, un resplandor en el cielo augura la vispera del dia de Caniles.
Niños tras el anciano que ameniza la vispera del dia festivo, olor a cera quemada junto a la Señora de Caniles, la Virgen de Caniles.
Sombras pasean sobre la vieja carretera, extrañas historias de las pontanillas, pasado el viejo puente y junto al lado de la fuente, unas pequeñas, suaves y apagadas luces.Los feriantes descansan tras un agotador dia.
Suave y dulzón es el aroma que desprende la vieja higuera, la higuera que siempre le dio sombra a los paseantes de la vieja carretera.
Enamorados que aprovechan la oscuridad de la noche, niños que corretean tras un aro de hierro en una noche cualquiera de Verano.
Era una hermosa noche, era la vispera del dia de caniles.
Martinico.
De fondo, unos grillos le dan a la velada el sentimiento veraniego, de la vieja ventana y junto a la vieja puerta, el olor a albahaca y jazmin paz y tranquilidad una noche cualquiera de primeros de Junio.
Se rompe el silencio, se interrumpe el canto de los grillos, un resplandor en el cielo augura la vispera del dia de Caniles.
Niños tras el anciano que ameniza la vispera del dia festivo, olor a cera quemada junto a la Señora de Caniles, la Virgen de Caniles.
Sombras pasean sobre la vieja carretera, extrañas historias de las pontanillas, pasado el viejo puente y junto al lado de la fuente, unas pequeñas, suaves y apagadas luces.Los feriantes descansan tras un agotador dia.
Suave y dulzón es el aroma que desprende la vieja higuera, la higuera que siempre le dio sombra a los paseantes de la vieja carretera.
Enamorados que aprovechan la oscuridad de la noche, niños que corretean tras un aro de hierro en una noche cualquiera de Verano.
Era una hermosa noche, era la vispera del dia de caniles.
Martinico.