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FRAILES: Jaén año 1966...

Jaén año 1966
En el salón de actos de las escuelas de formación profesional acelerada, F. P. A ataviado para la ocasión y con la asistencia de altos cargos del clero y de la política del momento. Sonaban como si de una letanía se tratara, uno tras otro, un montón de nombres, muchos, pero yo sólo escuché uno ¡Francisco Elvira Martin! Los latidos que dio este hoy, viejo y cansado corazón, que hasta recordándolo se acelera, mientras caminaba a esa mesa donde, en ese momento me esperaba ¡por fin! La gloria. Son inenarrables. Es un placer. Me dijo, entregarte este diploma que te acredita como oficial de 2ª electricista, que lo aproveches. Quiero recordar que dijo. No lo no sabe ud. Bien lo que lo voy aprovechar, estuve a punto de decirle, pero solo le di las protocolarias gracias. Porque, las del corazón, bien sabia yo quien se las merecía. El artífice principal de que aquel fuera, el día más feliz de mi vida.
Cómo había cambiado todo. Si, las Carboneras ya tenían agua, luz y hasta butano, estábamos todos calzados y hasta en el rostro de mi madre, creí descubrir, en alguna ocasión, algo parecido a una sonrisa y esto emocionaba ya que ella había olvidado reír. ¿Un milagro? No ése ya se había realizado
Trabajo mucho trabajo y ya algo mejor remunerado por ejemplo; Con diecisiete años trabajé durante seis meses en una fábrica de orujo que un Frailero tenía en un cortijo cerca de Porcuna, más de veinte horas diarias para lo que tuve, el primer año que falsificar el libro de familia para tener la edad que exigían, por lo que, en estas dos temporadas, también volví la siguiente, y comiendo sólo papas fritas y tostadas de aceite de oliva ahorré, cuarenta mil pesetillas. ¡Cuanto dieron de sí aquellas pesetillas, jubilaron al candil, libraron a mi espaldas de las pesadas pañetas de leña, mi madre me compró un traje más chulo que las pesetas, contra de mi voluntad, pero insistiendo como disculpa que no iba a ser todo para casa y que su Paquillo tenía que estar guapo decía, esa fue una de las pocas veces que la vi intentar sonreír. ¡Y las chicas! Tengo de esos días una anécdota que os puede dar una idea del estado, que respecto a ellas me encontraba, ocurrió que aquel día había conseguido, después de vencer las vergüenzas que suponía bailar con las miradas de las madres clavadas en ti, en aquel salón que los mayores, sin duda recordáis, bailar con algo más, hoy lo llamaría química, aquel día solo fue detectar que mi pareja de baile estaba tan ruboriza y excitada como yo descubrimiento tan inesperado para mí, que a las dos de la madrugada me levanté tal vez, buscándola tan embelesado estaría que me caí por las escaleras de aquella destartalada cámara donde dormía y solo me rompí una pierna pero pudo ser más. Escasos como se ve eran este sentido mi amoríos. Pero en cambio en los platónicos, fui hasta los treinta que me case, un verdadero experto. Claro, estos como se sabe, solo necesitan mucha imaginación y de eso vaya si tenía. Quien iba a impedir, que a la chica que me gustaba la elevaras a los altares la adorara, la besara y mil veces sus virtudes ensalzara. Y lo curioso es que en estas fantasías cuando poner del corazón son siempre motivo de superación y es por lo menos, lo que a mí me ha valido en cuestión de amoríos
Y ahora os ruego me perdonéis por no daros el nombre, pero no me cabe la forma como la quiero argumental. gracias
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Paco, permite que haga un inciso en esta historia que conozco de 1ªmano,
decirte que deberias seguir con el relato de tu vida y de tus andanzas, cúal Quijote Frailero por lo largo y ancho de este mundo, que os aseguro foreros merece la pena oir y en segundo lugar, deberias explicar que en realidad tuviste un sueño con tu "amada" tan real que al correr trás ella fuiste a parar a las escaleras y al no tener barandilla te caiste de cabeza con el consiguiente susto y lesión... ¿como explicaste en tu ... (ver texto completo)