Ofertas de luz y gas

CASTILLO DE LOCUBIN: Rosita...

Rosita
Reproducción del cuadro de Botero, tomada de amoralarabia. blogspot


Concha González – laRepúblicaCultural. es

Como ya sabe casi todo el mundo, la situación socioeconómica es mala y la política, peor. Estamos en un momento en el que se viene abajo un tinglado en el que nos habíamos metido, subyugados por los oropeles del consumo, como compensación a una docilidad política que ha terminado fragmentando lo colectivo en grupos, a veces tan efímeros como intensos, de intereses particulares.

Un mundo donde las grandes batallas se dan en los pasillos de la Zarzuela y de la Moncloa pero las armas las cargan en Berlín o en Pekín aunque, para nuestro entretenimiento nos ofrezcan otros escenarios, como el del Congreso, y versiones de peleas de corrala, como culebrones llenos de aspavientos y faltos de realidad.

Esto ha sido un vivir a crédito, sin reserva y perdiendo la austeridad, el sentido de la proporción, la conciencia de clase y el sentido común. Demasiados ignorantes sin aportar nada al “know how” y demasiados listos creyendo que estaban arrimando el ascua a su sardina e, incluso, convencidos de que podrían cambiar la sardina por caviar beluga. Después se descubre que ni beluga ni sardinas, y que el fuego tiene dueño, como lo tendrá el agua y el aire que respiraremos con bombonas en cuanto terminen de estropear los cielos velazqueños de Madrid (por poner un ejemplo).

Con independencia de que llamen izquierda a lo que no lo es, si la situación de la "izquierda" es mala, la de la derecha es, paradójicamente, peor. El neoliberalismo utiliza a todos los que se autoproclaman clase media porque se avergüenzan de que sus padres eran albañiles, como punta de lanza de una desregularización, de una desdemocratización y de un nuevo autoritarismo que también les destroza la inteligencia y su estabilidad de clase, de grupo social. Creo que todavía se imaginan tomando el poder y el liderazgo del cortijo y que, en realidad, lo están entregando a una cúpula reducida y despiadada de financieros implacables que les van a cambiar, sin que quieran darse cuenta, hasta los sacrosantos valores eternos (que proclamaban pero no cumplían) de Dios, Patria y Familia. Y, sobre todo, les está destrozando la Autoridad, lo que conjuga muy mal con el autoritarismo, que se va a descarnar con muy malas maneras.

Y la "izquierda", cada vez con más dificultades para poner la inteligencia (que tiene, sí, aunque algunos “aparatos” la malbaraten) al servicio del pueblo y el pueblo, es timada clientela, que casi empieza a darse cuenta de que anda perdido por las "grandes superficies". Claro que hay gente que se remueve porque los disconformes nunca han estado quietos aunque sí bastante invisibles: sin ir más lejos, el próximo día 19 se junta un significativo número de cabezas pensantes en el Auditorio Marcelino Camacho de Madrid para tratar de juntar entendimiento y voluntad. Y falta hará porque hay problemas para contener la voracidad de los mercaderes depredadores y los trompeteos de sus emisarios. Que llegan lejos. Me escribe una amiga cubana para contarme sus impresiones: “Pues, por acá también hay angustias, con eso de dejar disponibles a más de un millón de empleados en varios plazos, pero existe el compromiso del gobierno de no desamparar a nadie mientras se apuesta al trabajo por cuenta propia como acicate para la economía pero manteniendo la garantía de la salud, la educación, la cultura, el deporte, como responsabilidad de la economía estatal. Sentimentalmente es difícil para mí ver que se restablecen cosas felizmente olvidadas como los impuestos, el cuenta propismo, y no ver que se multipliquen las cooperativas, las formas más sociales de trabajo,…. Por supuesto que era necesario hacer algo que moviera la economía pero tener que recurrir a viejas fórmulas me afecta en lo sentimental, aunque veo a muchos entusiasmados con esas posibilidades”.

Dificultades en Cuba, pero comparen el “compromiso” de su Gobierno con lo que nos ofrecen por aquí. ¿Salud? ¿Educación? ¿Cultura?… ¿Deporte? A ver si nos ponemos de acuerdo en lo que significan estos nobles conceptos y no nos conformamos con sucedáneos