Compramos energía a futuro

CASTILLO DE LOCUBIN: Quiero morderte...

Quiero morderte

herirte

beberte el sudor, la sangre

y esas aguas que llueves

cuando te toco.

Quiero dañarte

y sanarte las heridas antiguas y nuevas.

Quiero saberme de memoria

todos tus rincones y todas

tus sorpresas.

Interpretar cada uno de tus pequeños gestos,

los espontáneos

y los ensayados morosamente

ante un espejo

sorprendida de sus efectos anunciados

****

Quiero revolcarte, remendarte,

revelarte iluminada a la luz

de mis ojos en la oscuridad del mundo,

en las noches temblorosas

de los callejones sin salida.

Quiero un espigón y una cala

de arena blanca o negra y un coche

y una suite en un hotel de lujo

brillante de risas extranjeras

y maderas preciosas.

Quiero tu vello púbico

y tu mirada pública,

y la intensidad secreta de tus ojos

cuando piden más de lo que nunca

podré dar.

Quiero tu amenaza y tu presencia,

y tus bragas revueltas en tus tobillos.

Y el miedo que me das y que te doy

cuando nos miramos y sabemos

que esta muerte de hoy no tiene renacer

por la mañana.

Y quiero tu olor de fruta y tu sabor

****

Y tus lágrimas y tu risa

iluminando la bahía

a sabiendas de que es arena entre mis manos.

Mírala, ahora está y ahora

no está.

Se la llevó la brisa.

O la música que sale rebotada de los locales nocturnos.

O aquel taxi

con su luz verde pagándose a un gesto tuyo.

¡Y qué se yo lo que quiero!

Mirándome las manos

como un obsesionado

yo, como el viejo Oliverio,

sobre todo quiero una mujer que sepa volar.