No te he dado ni rostro, ni lugar alguno que sea propiamente tuyo, ni tampoco ningún don que te sea particular, ¡oh adán!, con el fin de que tu rostro, tu lugar y tus dones seas tú quien los desee, los conquistes y de ese modo los poseas por tí mismo. La naturaleza encierra a otras especies dentro de unas leyes por mi establecidas. Pero tú, a quien nada limita, por tu propio arbitrio, entre cuyas manos yo te he entregado, te defines a tí mismo. Te coloqué en medio del mundo para que pudieras contemplar mejor lo que el mundo contiene. No te he hecho ni celeste, ni terrestre, ni mortal, ni inmortal, a fin de que tú mismo, libremente, a la manera de un buen pintor o de un hábil escultor, remates tu propia forma.
Pico de la Mirandola, "Oración de los hombres dignos".
José Bonaparte o Pepe Botella.
Pico de la Mirandola, "Oración de los hombres dignos".
José Bonaparte o Pepe Botella.