¡Ea! ¡ánimo!
Corazón, corazón, si te turban pesares
Invencibles, ¡arriba!, resístete al contrario
Ofreciéndole el pecho de frente, y al ardid
Del enemigo oponte con firmeza. Y si sales
Vencedor, disimula, corazón, no te ufanes,
Ni, de salir vencido, te envilezcas llorando
En casa. No le dejes que importen demasiado
A tu dicha los éxitos, tu pena en los fracasos.
Comprende que en la vida impera la alternancia.
Arquíloco, 67 aD.
Ana Igartiguru.
Corazón, corazón, si te turban pesares
Invencibles, ¡arriba!, resístete al contrario
Ofreciéndole el pecho de frente, y al ardid
Del enemigo oponte con firmeza. Y si sales
Vencedor, disimula, corazón, no te ufanes,
Ni, de salir vencido, te envilezcas llorando
En casa. No le dejes que importen demasiado
A tu dicha los éxitos, tu pena en los fracasos.
Comprende que en la vida impera la alternancia.
Arquíloco, 67 aD.
Ana Igartiguru.