El volar de las Gaviotas es, por necesidades de la vida propia, pero también entiendo a la Gaviota que, como cualquier ser humano, vuela por el simple hecho de volar, buscando su libertad personal, su espacio infranqueable, su intimidad, su momento de estar sola, donde se oye así misma el respirar, el latir de su corazón, el parpadeo de sus ojos, todo lo que pasa desapercibido a diario ante ella, y cuando el volar se convierte en necesidad es porque te aprietan los barrotes que la vida ha ido poniendo a tu alrededor y solo piensas en zafarte de ellos, antes de que llegue el momento en que los barrote te opriman tanto que sea imposible librarse.
Tal vez si el vuelo fuese en compañía de los tuyos, que hubiese esa misma necesidad de volar en todos, pero a la vez en compañía los unos de los otros, sería mucho más bonito y placentero ese vuelo, pues entre todos se compone una Gaviota más fuerte, Gaviota que podría soportar huracanes, pues todos a una, a buscar cada uno la felicidad del otro y ser feliz por ver feliz a los demás hace que esa felicidad se extienda tanto que parece que los males se espanten y se alejen, que esos barrotes se separen de uno hasta encontrar un espacio suficiente, que no te hagas rozaduras al pasar; todo cuesta, lo se, pero al menos hay que intentarlo.
Abrazos pa tos y toas, El Emigrao, que aquí lo dejó por si por allí no has pasao
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