Buenas noches, amigos de Santa Bárbara.
No soy un niño, ni estoy en el templo, pero bien podriamos decir que "el niño perdido y hallado en el templo", dado el tiempo que llevaba sin aparecer por este foro.
ANTONIO ESCUDERO: Permíteme que intente añadir algo a tu preciosa poesía, llena de nostalgia y cariño. Con esas dos añadiduras te dejo estos versos.
Cuentan de un hombre que un día
de su pueblo se marchó;
buscando un trozo de pan
con muy amargo sabor.
En tierras desconocidas,
allende de su región,
el necesario sustento
ganárselo consiguió.
Pero el dolor de su alma,
lo siente en el corazón;
eso no pudo evitarlo
por mucho que lo intentó.
La tierra donde se nace
ejerce mucha atracción;
es un imán muy potente,
que hasta nubla la razón.
Quien no salió de su pueblo
no sabe cuanto dolor
produce el estar ausente
de la tierra en que nació.
Se puede conseguir fortuna,
y placeres a gogó,
pero allá dentro, en el fondo,
siempre se oye una voz.
Una voz que nos recuerda
que no hay fortuna mayor
que el poder vivir feliz
en el pueblo en que vivió.
Pasan años con la idea
de encontrar una ocasión
que permita el regresar….
y la ocasión no llegó.
Piensa, duda, gime y llora,
lo que aumenta su dolor,
¿el ser pobre es un delito?
No lo creo, pienso yo.
Pero las leyes mundanas
castigan sin compasión
por nacer pobre en su pueblo
sin posible solución.
Y cuando se echan raices
allá donde se emigró,
se origina una batalla
entre querer y razón.
El querer mira hacia el pueblo,
la razón dice que no,
no hay entente cordiale,
y el tiempo no se paró.
No es necesario que diga
que aquel hombre lo soy yo;
andaluz de pura cepa
y andevaleño fervor.
P. G. V.
No soy un niño, ni estoy en el templo, pero bien podriamos decir que "el niño perdido y hallado en el templo", dado el tiempo que llevaba sin aparecer por este foro.
ANTONIO ESCUDERO: Permíteme que intente añadir algo a tu preciosa poesía, llena de nostalgia y cariño. Con esas dos añadiduras te dejo estos versos.
Cuentan de un hombre que un día
de su pueblo se marchó;
buscando un trozo de pan
con muy amargo sabor.
En tierras desconocidas,
allende de su región,
el necesario sustento
ganárselo consiguió.
Pero el dolor de su alma,
lo siente en el corazón;
eso no pudo evitarlo
por mucho que lo intentó.
La tierra donde se nace
ejerce mucha atracción;
es un imán muy potente,
que hasta nubla la razón.
Quien no salió de su pueblo
no sabe cuanto dolor
produce el estar ausente
de la tierra en que nació.
Se puede conseguir fortuna,
y placeres a gogó,
pero allá dentro, en el fondo,
siempre se oye una voz.
Una voz que nos recuerda
que no hay fortuna mayor
que el poder vivir feliz
en el pueblo en que vivió.
Pasan años con la idea
de encontrar una ocasión
que permita el regresar….
y la ocasión no llegó.
Piensa, duda, gime y llora,
lo que aumenta su dolor,
¿el ser pobre es un delito?
No lo creo, pienso yo.
Pero las leyes mundanas
castigan sin compasión
por nacer pobre en su pueblo
sin posible solución.
Y cuando se echan raices
allá donde se emigró,
se origina una batalla
entre querer y razón.
El querer mira hacia el pueblo,
la razón dice que no,
no hay entente cordiale,
y el tiempo no se paró.
No es necesario que diga
que aquel hombre lo soy yo;
andaluz de pura cepa
y andevaleño fervor.
P. G. V.
Muy bien Pedro, un abrazo, desde tu querida tierra andevaleña, sé que la llevas siempre en tu corazón.
Buenas noches, amigos de Santa Bárbara.
CAMINANTE: Tu sabes, amigo, que cuando los pensamientos se convierten en palabras resulta muy fácil expresar lo que se siente. A veces se amontonan tanto unos como otras y ven la luz, desahogando un poco el alma.
No te quepa la menor duda de que mi tierra andevaleña forma parte de mi equipaje permanente. No obstante, a veces me hago una pregunta: Si mi tierra no me ha tratado medianamente bien, ¿por qué la llevo siempre en el corazón? Quizá porque allí viví mi primavera, y ya sabemos que esa es la estación más hermosa, en la que nacen las flores y los amores. Yo me enamoré de mi tierra y sigo enamorado de ella.
Tu, por tu profesión un tanto nómada, supongo, no llegaste a echar raices en otras latitudes, y eso te ha facilitado el retorno. Me alegro por tí.
ANTONIO ESCUDERO: Me imagino que tu "incomunicación" será pasajera; aunque tienes de sobra con quien comunicarte, supongo. ¡Menuda tropa!
Tu poesía es una loa a la mujer. Romántico que eres, y sabiendo manifestarlo lindamente.
CAMINANTE: Tu sabes, amigo, que cuando los pensamientos se convierten en palabras resulta muy fácil expresar lo que se siente. A veces se amontonan tanto unos como otras y ven la luz, desahogando un poco el alma.
No te quepa la menor duda de que mi tierra andevaleña forma parte de mi equipaje permanente. No obstante, a veces me hago una pregunta: Si mi tierra no me ha tratado medianamente bien, ¿por qué la llevo siempre en el corazón? Quizá porque allí viví mi primavera, y ya sabemos que esa es la estación más hermosa, en la que nacen las flores y los amores. Yo me enamoré de mi tierra y sigo enamorado de ella.
Tu, por tu profesión un tanto nómada, supongo, no llegaste a echar raices en otras latitudes, y eso te ha facilitado el retorno. Me alegro por tí.
ANTONIO ESCUDERO: Me imagino que tu "incomunicación" será pasajera; aunque tienes de sobra con quien comunicarte, supongo. ¡Menuda tropa!
Tu poesía es una loa a la mujer. Romántico que eres, y sabiendo manifestarlo lindamente.