El sol sale por las mañanas en este pueblo sencillo, cruzo cada día los arroyos de mi pueblo por donde corre un agua cristalina, beber en ese "correntón", donde el agua salpica las piedras es una delicia para los afortunados que lo hacen, oir el canto de la perdiz y el trinar de los pájaros en una naturaleza apacible, ver como florecen las jaras, los "arguazos", los tomillos, y hacerlo caminando por cualquier camino o vereda de estos campos, es una delicia que se siente en tu cuerpo y en tu mmente que te llega una paz, que solo el que lo hace la puede sentir, encontrarte durante tu caminar con un pastor, aunque ya hay pocos, charlar un rato con él, olvidándote de las guerras, de la violencia humana, de los intereses internacionales, de toda esta violencia mundial que nos rodea, hablar solo de lo cotidiano de sus animales, de fumarte un cigarrilo a su lado recostado en el tronco de una encina a media sombra o a medio sol, todo eso es una maravilla, que esos eruditos de la grandeza y de la política no van a participar ni lo van a comprender, viven muy alto para bajar al "terruño".
Claro que me gusta la poesía, señor Críspulo, tanto en prosa como en verso, tanto la de Miguel Hernández, como la de Machado, o la de nuestro paisano Juan Ramón Jiménez, o la que más admiro García Lorca, pero de la que más "bebo"la del primero, el poeta de la vida sencilla, el poeta que sentado en una piedra a la sombra de una jara escribía esos versos tan maravillosos que nos ha dejado en su legado.
Claro que me gusta la poesía, señor Críspulo, tanto en prosa como en verso, tanto la de Miguel Hernández, como la de Machado, o la de nuestro paisano Juan Ramón Jiménez, o la que más admiro García Lorca, pero de la que más "bebo"la del primero, el poeta de la vida sencilla, el poeta que sentado en una piedra a la sombra de una jara escribía esos versos tan maravillosos que nos ha dejado en su legado.