Buenas noches amigos de Santa Bárbara.
ANTONIO ESCUDERO: Hoy, una vez más, me ha resultado imposible acudir a la cita con tu programa. ¿El motivo?, el dichoso huerto; menos mal que de aquí en adelante sólo tendré que poner en marcha el riego por goteo. Hoy le ha tocado el turno a las alubias, colocándoles los palos (en mi caso varillas de hierro) para que se enreden. Estoy baldao. ¡Hay que ver lo bajo que está el suelo!
Amigo Antonio, cuando se trata de echar a fuera lo que uno lleva dentro, es muy fácil comentarlo. Eso es lo que me pasa cuando hablo de mi añorada y adorada tierra. ¿Crees que no me acuerdo de lo bien que se estaría a estas horas sentado en la puerta de un bar o en el umbral de casa, tomando el fresco, hablando con los amigos o con quien pase por la calle?
No seré yo quien diga que aquellos tiempos fueron mejores, pero fueron los de mi juventud, y eso tiene un valor enorme para todos los de nuestra generación.
¿Porqué será que esa etapa de la vida es la que más nos marca? Mis hijas son de sangre andaluza por los cuatro costados, pero han nacido y crecido aquí, y aquí es donde prefieren vivir.
Como no me quiero poner melancólico, despidámos con un fuerte abrazo, amigos.
ANTONIO ESCUDERO: Hoy, una vez más, me ha resultado imposible acudir a la cita con tu programa. ¿El motivo?, el dichoso huerto; menos mal que de aquí en adelante sólo tendré que poner en marcha el riego por goteo. Hoy le ha tocado el turno a las alubias, colocándoles los palos (en mi caso varillas de hierro) para que se enreden. Estoy baldao. ¡Hay que ver lo bajo que está el suelo!
Amigo Antonio, cuando se trata de echar a fuera lo que uno lleva dentro, es muy fácil comentarlo. Eso es lo que me pasa cuando hablo de mi añorada y adorada tierra. ¿Crees que no me acuerdo de lo bien que se estaría a estas horas sentado en la puerta de un bar o en el umbral de casa, tomando el fresco, hablando con los amigos o con quien pase por la calle?
No seré yo quien diga que aquellos tiempos fueron mejores, pero fueron los de mi juventud, y eso tiene un valor enorme para todos los de nuestra generación.
¿Porqué será que esa etapa de la vida es la que más nos marca? Mis hijas son de sangre andaluza por los cuatro costados, pero han nacido y crecido aquí, y aquí es donde prefieren vivir.
Como no me quiero poner melancólico, despidámos con un fuerte abrazo, amigos.