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ALOSNO: Ahí Ausente, ahí te quiero...

Ahí Ausente, ahí te quiero
como buenos vecinos que fuimos
y lo somos en la distancia,
en tus metáforas debes de recordarte
de aquellas adelfas granas como capote torero,
o el blanco inmaculado de otras,
Sevilla es una rosa,
ahora mas perfumada,
con su Maestranza torera allí
frente a Santa Ana,
que se le conoce también por la Catedral de Triana,
mas abajo según se desliza el río,
otra esa Maestranza musical,
mas solemne en ocasiones,
pero amigo hoy sonará el pasodoble Giralda,
cuando esa señora mora y cabeza cristiana,
vea dar el paseillo a pacense Talavante,
ella dará una verónica,
con su bandera verdiblanca,
pues madre del rio Betis,
que la antigua Hispalis
acompañaba, cuando se estremecen
los hércules y en su Alameda lloraban,
por el que murió en Talavera,
en una tarde lejana,
Sánchez Mejías lloraba,
igual que aquel valenciano Blanqué,
que desde el burladero vigilaba,
se confiaron demasiado,
en la boca de riego estaba,
¡Blanqué salvame de la cornada!
Pero el fiel banderillero,
ese hombre de plata,
acertado otras tardes,
esta no pudo hacer nada,
el que fue puntual tantas veces,
esa tarde fallaba,
cuando le tiró el capote,
¡Ay! Blanqué, Joselito agonizaba,
esa tarde en Talavera,
en que Sánchez Mejía lloraba,
de luto Sevilla entera
y de luto la Giralda,
de luto sus azucenas,
¡Ay! hasta los Hércules lloraban,
allí en esa Alameda,
¡Alameda sevillana!

El Poeta.