Cuando era niño, alguna que otra vez, visitaba la Abatel, yo siempre la he considerado, como si de otro
pueblo se tratara, las gentes eran amables y se quedaban mirando , como sorprendidas, de ver alguien fuera de contexto, pero, nunca me perdia el
carnaval, todo el mundo se disfrazaba de forma ruda o bochanguera, por aquellos cantones con la repetida frase "A que no me conoces". Sorprende para un niño, que muchas veces corría, a la voz de: ¡la gurdia civil¡ expectáculo gratuito y divertido, la gente
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