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PEDRO MARTINEZ: La historia de las muñecas quitapenas: un legado de...

La historia de las muñecas quitapenas: un legado de ternura, sabiduría y consuelo
En las altas montañas de Guatemala, donde el cielo parece tocar las cumbres y las noches son profundas y silenciosas, nace una de las tradiciones más conmovedoras de la cultura maya: las muñecas quitapenas. La leyenda cuenta que, hace mucho tiempo, vivía una niña llamada Ixmucané, cuyo corazón era tan grande como los volcanes que rodeaban su pueblo. Ixmucané era muy sensible: sentía el dolor de los animales, lloraba por las penas de su madre y no podía dormir cuando las preocupaciones la visitaban por la noche. Una de esas noches, mientras intentaba conciliar el sueño bajo su manta tejida a mano, la luna —compasiva y brillante— le susurró un secreto:
“Ixmucané, recoge un poco de tela, unos palitos y algo de hilo. Haz pequeñas muñequitas y cuéntales lo que te inquieta. Ellas guardarán tus penas mientras tú descansas.”
La niña, obediente y curiosa, siguió las instrucciones. Hizo siete pequeñas muñecas, una para cada día de la semana, y les contó sus miedos, una por una. Luego, las colocó cuidadosamente debajo de su almohada.
Esa noche, Ixmucané durmió profundamente por primera vez en semanas. Sus sueños fueron tranquilos, su respiración pausada. Al despertar, sintió que sus preocupaciones se habían desvanecido como la neblina matutina.
Las muñecas quitapenas se hacen a mano, con materiales humildes: madera, hilos de colores, trocitos de tela. Son pequeñas, pero llevan en su forma una sabiduría ancestral: la de externalizar la preocupación, darle forma y luego soltarla.
Según la leyenda, cuando un niño o niña tiene preocupaciones o siente tristeza, debe contarle sus penas a una pequeña muñeca de trapo antes de dormir. Luego, debe colocarla debajo de la almohada. Durante la noche, la muñeca se encargará de llevarse sus preocupaciones, para que el niño despierte aliviado.