Creo que año con año la vida nos nos enseña que hay personas que se van y otras que se quedan «y estas últimas son las importantes», que a veces lo logramos y que otras veces vamos a tener que cambiar de camino «y también es algo sano», que el amor no siempre dura para todo la vida pero que siempre está «en la familia, en los amigos, en los lugares, en los poemas y las canciones», que podemos empezar de nuevo las veces que sean necesarias y ponerle todo el corazón a eso «porque igual y lo mejor apenas esa por venir», que al final no es tan malo eso de quedarnos solos y darnos tiempo para sanar «sin apresurar ni forzar nada, respetando nuestro proceso y siendo pacientes con nosotros mismos», y en especial, cada año nos enseña que lo mejor que podemos hacer con lo que se está quedando atrás es soltar, confiar y creer «aunque cueste», porque si no hay espacio en el corazón, no podrán llegar cosas bonitas a alegrarnos la vida”.