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PEDRO MARTINEZ: El niño del carrito rojo...

El niño del carrito rojo

En una fría mañana gris, bajo un cielo que parecía llorar junto con él, un niño de apenas cinco años caminaba descalzo por las calles. Sus piececitos, rojos y lastimados por el asfalto áspero, dejaban pequeñas huellas que nadie seguía. En su manita temblorosa, apretaba con fuerza un carrito de plástico rojo, su único tesoro. El juguete estaba gastado, con las ruedas flojas, pero para él era todo lo que le quedaba.
Las lágrimas le caían silenciosas, mezclándose con la suciedad de su rostro. Cada paso que daba era un lamento mudo, buscando entre los rostros indiferentes de los transeúntes uno que se pareciera al de su madre. Pero no la encontraba. Había perdido su mano entre la multitud en un mercado abarrotado, y ahora el mundo era un lugar enorme y aterrador.
" ¡Mamá…!" sollozaba una y otra vez, su voz quebrada apenas audible entre los ruidos de la ciudad que no se detenía. La gente pasaba a su lado, algunos lo miraban de reojo, otros ni siquiera eso. Nadie se agachaba. Nadie preguntaba.
El frío le calaba hasta los huesos, pero no soltaba su carrito rojo. Porque su madre se lo había regalado en su último cumpleaños, diciéndole que, mientras lo tuviera, nunca estaría solo. Ahora, mientras el cielo comenzaba a llorar en forma de lluvia fina, el niño se acurrucó en un rincón, abrazando su carrito contra el pecho, como si pudiera protegerlo del miedo y del vacío que le ahogaba.
Y mientras la ciudad seguía su curso, él cerró los ojos, sus lágrimas mezcladas con la lluvia, soñando con volver a sentir la calidez de unos brazos que lo levantaran del suelo y lo llevaran a casa.