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PEDRO MARTINEZ: EL HADA Y LAS LECHUZAS...

EL HADA Y LAS LECHUZAS

En lo más profundo del bosque encantado vivía un hada llamada Liria. Tenía alas traslúcidas que brillaban con la luz de la luna y un corazón noble que la impulsaba a cuidar de todos los seres del bosque.
Cada noche, cuando el sol se ocultaba, las lechuzas despertaban y alzaban el vuelo. Eran guardianas de los secretos nocturnos y amigas de Liria, quien adoraba escuchar sus relatos sobre lo que ocurría bajo el manto de las estrellas.
Un invierno particularmente frío, las lechuzas llegaron a Liria con un problema.
—Hada Liria —dijo la anciana lechuza Argenta—, la nieve ha cubierto los árboles y los ratones se han escondido bajo la tierra. Nos cuesta encontrar comida y tememos por nuestras crías.
Liria sabía que debía hacer algo. Con su varita mágica, voló hasta el roble más alto y esparció un fino polvo dorado sobre la nieve. En cuestión de segundos, la nieve se volvió translúcida como el cristal, permitiendo que las lechuzas vieran el suelo y encontraran su alimento sin dificultad.
Las aves ulularon de alegría y agradecieron a Liria con un coro de suaves cantos nocturnos.
Desde entonces, en cada invierno, las lechuzas y el hada trabajaban juntas. Las lechuzas vigilaban el bosque desde las alturas, y Liria usaba su magia para asegurarse de que ninguna criatura pasara hambre.
Y así, bajo la luna plateada, el bosque encantado vivió siempre en equilibrio y armonía.