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PEDRO MARTINEZ: MÚSICA PARA UNA VACA...

MÚSICA PARA UNA VACA

Hace mucho tiempo, existió un músico muy célebre en China llamado Gong Mingyi. Era realmente magistral interpretando música clásica con un instrumento de siete cuerdas de seda. La vibración de este peculiar artilugio producía un dulce sonido llamado guqin.
Un día, se encontraba en medio de un monte practicando con el instrumento musical, cuando, justo en un momento de serenidad y desconexión, vio pastando tranquilamente a una vaca.
–Tocaré para ella– se dijo el músico.
En ese momento, comenzó a interpretar una de las melodías más bonitas de forma excepcional. Pero, la vaca apenas se inmutaba y seguía pastando como si nada ocurriese.
–Vaya– pensó Gong Mingyi– No es que la vaca no lo oiga, es que no le interesa.
Entonces, comenzó a imitar con sus instrumentos de cuerda el zumbido de las moscas y el mugido de los terneritos, para ver si así, le hacía caso.
El animal se giró, caminó hacia él, balanceando la cola y, entonces, comenzó a escucharle. Ahora sí, la música parecía tener significado para ella.