PEDRO MARTINEZ: Torre atalaya de Mencal – Chimeneilla...

Torre atalaya de Mencal – Chimeneilla
Entre la Hoya de Guadix-Baza y las estribaciones de las sierras subbéticas se localiza el Cerro del Mencal. Este enclave es fácilmente identificable. Representa una gran elevación, a modo de isla, que emerge del altiplano. Constituye un espacio de alto interés geográfico, geológico, biológico y arqueológico.
Tanto el Cerro del Mencal como sus inmediaciones fueron habitados desde hace milenios. Son varios los yacimientos arqueológicos y dólmenes que se conservan en la zona.
Entre los muchos hitos patrimoniales que atesora el cerro del Mencal se encuentran los restos de una torre atalaya, que se alza en su cima y que formó parte del sistema defensivo de Granada.
Sistema defensivo de Guadix
Tras la pérdida de Cazorla, los musulmanes crearon una red de vigilancia basada en la construcción de nuevas torres atalayas.
Las torres-atalayas eran baluartes defensivos situados en enclaves de óptima visibilidad. Distantes unas de otras entre 5 y 7 kilómetros, ocupando, en la mayoría de los casos, las cumbres de los cerros, y los altos de los barrancos.
Torre atalaya de Mencal – Chimeneilla
Las atalayas estaban conectadas visualmente, al menos, con otras dos fortificaciones, que, a través de señales de humo por el día y de la luz de las hogueras por la noche, permitían alertar de cualquier peligro inminente a las tropas de los castillos y a la población cercana.
La función principal de las atalayas era la vigilancia y el control de personas y mercancías por sus tierras.
A partir del siglo XIV también se reforzaron las fortificaciones existentes. La alcazaba de Guadix era el bastión más importante, y cabecera de la red de la defensa accitana. A su alrededor otros castillos denominados “menores”, como el de Alicún, Bácor, Don Cristóbal, Gor, Gorafe, Guadix el Viejo, La Peza, y Qabrira, daban su apoyo.
Descripción de la Torre de Mencal
Torre atalaya de Mencal – Chimeneilla
La torre de Mencal o de la Chimeneilla, como es más conocida en Pedro Martínez, se levantó durante la dominación musulmana, a mediados del siglo XIV. Su objetivo era el de controlar y frenar el avance de las tropas castellanas desde la vecina Jaén.
La torre de Mencal es de planta circular de 3,80 metros de diámetro y desarrollo cilíndrico. Se conservan 3 metros de altura de los casi 9 que pudo tener en sus orígenes. Lo que vendría siendo la mitad de la parte maciza de la torre.
La torre de Mencal está construida con mampostería de piedras de mediano tamaño. Se alternan un hilada de verdugadas, elaboradas de piedras planas, por cada tres hiladas de mampuestos.
A pesar de que, la gran mayoría de la torre ha desaparecido, todavía se pueden ver restos del enlucido exterior de mortero de cal y varios mechinales.
Torre atalaya de Mencal – Chimeneilla
Este tipo de edificios castrales árabes contaban con una parte maciza, que representaba algo menos de los dos tercios inferiores de la torre. El tercio superior era hueco. En él, se encontraba un habitáculo, punto de vigilancia de los atalayeros.
Para acceder a dicha estancia había que llegar hasta una puerta ventana situada a unos 5 metros del suelo. Para ello había que subir por una escala, realizada de cuerdas o de madera, que se ponía y quitaba a voluntad. Ese era el único punto de acceso a la torre. Una vez arriba, se retiraba la escala para impedir que el enemigo pudiera acceder a la torre, evitando así que los atalayeros, fueran sorprendidos o capturados.
La pequeña estancia estaría cubierta con una bóveda de medio cañón realizada de lajas planas. El habitáculo tendría otra ventana que daba hacia la zona de vigilancia.
También, contaría con una escalera para subir a la terraza. La azotea dispondría de un peto perimetral y una garita o trampilla, que cubría la salida de la escalera y el cañón de la chimenea. Gracias a su privilegiada situación, desde lo alto de la torre de Mencal se podía contemplar toda la hoya de Guadix-Baza, teniendo, además, conexión visual con las torres atalayas de Guájar y Huélago.
La leyenda del tesoro del Cerro del Mencal.
Cerro del Mencal
Bueno, todo no iba a ser historia seria ¿verdad?. El cerro del Mencal también ha sido un rico caldo de cultivo para que, relatos fantásticos, hayan proliferado a su alrededor.
Una antigua leyenda muy arraigada desde hace siglos, aunque hoy en día olvidada, cuenta que hace tiempo apareció en Linares, un testamento de época árabe. En él se daban las señas exactas del lugar donde se encontraba un tesoro oculto.
Al parecer, Joraique, un esclavo fugado a la sierra, convertido en bandolero, y dirigente de una famosa partida de monfíes que sembró el terror por Granada y Almería, escondió en el Cerro Mencal las riquezas robadas durante la segunda rebelión de los moriscos.
El acervo popular, del que, hasta Pedro Antonio de Alarcón se hizo eco, hablaba de un gran salón que estaba lleno de ánforas y arcones rebosantes de barras de oro y plata. También habrían monedas de plata y oro, de todas las épocas de la dominación árabe.
Pero la maravilla de las maravillas sería, una magnifica, asombrosa y colosal lámpara que pendería desde el centro de la rotonda de un gran salón. La lámpara estaría fabricada solamente con brillantes, zafiros, perlas y rubíes, ascendiendo su valor a tan fabulosa suma, que la tradición afirma que con su importe se podrían costear todos los ejércitos del mundo en pie de guerra por espacio de más de un siglo.
Cada cierto tiempo esta leyenda salía a la palestra en los periódicos de la época. A veces, incitando a que se organizaran grupos de vecinos para desenterrar el tesoro.