Leyendas e Historias de mi Albaicin
Vamos a viajar con esta historia hasta el S. XI, siglo en la que la primera dinastía musulmana se asienta en nuestra ciudad, la dinastía Zirí originó el primer núcleo árabe sobre la colina del Albaicin, alrededor de esta nueva ciudad construyeron una muralla formada por anchos muros y 4 puertas que cerraban por la noche para proteger lo que llamaron Alcazaba Cadima, dentro de sus muros construyeron lo que fue el primer palacio real muy anterior a la Alhambra, este fue el Palacio del gallo del viento levantado por el Rey Badis.
Una de las 4 puertas que comunicaban con el exterior es la que hoy en día está más cerca a plaza larga, esta está construida en recodo formando un angulo recto y además el pasadizo que la atraviesa es estrecho y en cuesta lo que indica una clara función defensiva, su portada exterior presenta un arco de herradura y está construido con piedra arenisca de la Malahá.
Justamente sobre esta puerta planeaba una superstición musulmana que tomó mucha fuerza durante la última época del reinado Nazarí, ya que se decía que sería por esta puerta el lugar por donde entrarían los cristianos a tomar la ciudad de Granada, es por eso que decidieron tapiarla, quedando inutilizada durante muchos años.
Fue en época cristiana, cuando, 200 años más tarde se volvió a abrir y los cristianos pasaron a conocerla como Puerta nueva. La apertura de la puerta trajo una remodelación de la zona originándose en sus proximidades pequeños comercios de panaderias, carnicerías y mas tarde estableciéndose aquí el mercado oficial, justamente por esa nueva "vida" mercantil de la zona conocemos actualmente a esta puerta como Arco de las pesas, quizas su nombre más conocido, debido a que en la parte superior del arco de la fachada exterior se colgaban las pesas defectuosas o trucadas que las autoridades confiscaban a los comerciantes que se sacaban un "sobresueldo" estafando a los clientes.
Hay quien cuenta que en los casos más extremos de delitos de estafa, como castigo amputaban uno o varios dedos al comerciante y en señal de advertencia los colgaban junto a las pesas requisadas.
Hoy, si algún día paséis por este Arco de las pesas o Puerta nueva no os olvidéis de mirar a su arco superior porque allí siguen desde entonces esas romanas o pesas llenas de historia.
Vamos a viajar con esta historia hasta el S. XI, siglo en la que la primera dinastía musulmana se asienta en nuestra ciudad, la dinastía Zirí originó el primer núcleo árabe sobre la colina del Albaicin, alrededor de esta nueva ciudad construyeron una muralla formada por anchos muros y 4 puertas que cerraban por la noche para proteger lo que llamaron Alcazaba Cadima, dentro de sus muros construyeron lo que fue el primer palacio real muy anterior a la Alhambra, este fue el Palacio del gallo del viento levantado por el Rey Badis.
Una de las 4 puertas que comunicaban con el exterior es la que hoy en día está más cerca a plaza larga, esta está construida en recodo formando un angulo recto y además el pasadizo que la atraviesa es estrecho y en cuesta lo que indica una clara función defensiva, su portada exterior presenta un arco de herradura y está construido con piedra arenisca de la Malahá.
Justamente sobre esta puerta planeaba una superstición musulmana que tomó mucha fuerza durante la última época del reinado Nazarí, ya que se decía que sería por esta puerta el lugar por donde entrarían los cristianos a tomar la ciudad de Granada, es por eso que decidieron tapiarla, quedando inutilizada durante muchos años.
Fue en época cristiana, cuando, 200 años más tarde se volvió a abrir y los cristianos pasaron a conocerla como Puerta nueva. La apertura de la puerta trajo una remodelación de la zona originándose en sus proximidades pequeños comercios de panaderias, carnicerías y mas tarde estableciéndose aquí el mercado oficial, justamente por esa nueva "vida" mercantil de la zona conocemos actualmente a esta puerta como Arco de las pesas, quizas su nombre más conocido, debido a que en la parte superior del arco de la fachada exterior se colgaban las pesas defectuosas o trucadas que las autoridades confiscaban a los comerciantes que se sacaban un "sobresueldo" estafando a los clientes.
Hay quien cuenta que en los casos más extremos de delitos de estafa, como castigo amputaban uno o varios dedos al comerciante y en señal de advertencia los colgaban junto a las pesas requisadas.
Hoy, si algún día paséis por este Arco de las pesas o Puerta nueva no os olvidéis de mirar a su arco superior porque allí siguen desde entonces esas romanas o pesas llenas de historia.
