Fue en un atardecer que el hombre empezó a caminar por la parte más alejada de la aldea, juntando piedras del mismo tamaño. Las apilaba con esmero hasta formar un pirámide. Cuando comenzaba a asomar la luna en el cielo, se exaltaba con alegría, movía sus brazos como molinos en forma rítmica, respiraba profunfo, parecía estar preparándose para algo muy especial. Así una a una fue arrojando sus piedras contra la luna, lo hacía con una fuerza de asombro, y la dirección era correcta, pero naturalmente las piedras caían tan lejos que ni rastro quedaba de ellas, por eso los días siguientes volvía a buscar nuevas piedras y repetir obsesivamante el ritual con los mismos resultados. Algunos más observadores, decían que cada vez tenía más fuerza, destreza y mejoraba la puntería, pero las piedras caían al suelo como era de esperar.
Esto ocurrió día tras día durante muchos meses, algunos hablan de años.
Nuestro extraño héroe fue conocido en la aldea como "el loco de las piedras", o "el loco de la luna" hasta que alguien dio en el clavo y lo bautizó "el loco piedraluna" y todos lo llamaron así. El hombre quedó marginado y solitario.... hasta que un día llegó la noticia que todas las aldeas de la comarca estaban invitadas a participar de una gran competición de destreza física en tres categorías: velocidad, el que corriera más rápido un kilómetro; salto, quien pudiera saltar el ancho de un arroyo sin caer dentro; y por último, el que arrojarse una pesada piedra lo más lejos posible.
En la aldea nadie corria rápido, todos tenían miedo de caer en el arroyo, entonces fueron a buscar al señor piedraluna para que los represente en el lanzamiento de la pesada piedra.
En la competencia uno corrió un poco más rápido que el resto de los representantes de todas las aldeas, varios saltaron el arroyo sin caer en el agua y se declaró triple empate, pero en el lanzamiento de piedra el loco la tiró tan pero tan lejos, que nunca la encontraron, así fue el asombro de la competencia y el orgullo de su aldea.
En los festejos le preguntaron por qué tiraba
piedras a la luna, y entonces respondió, persigo un sueño que nunca podré alcanzar, pero ahora todos empezaron a respetarme.
Esto ocurrió día tras día durante muchos meses, algunos hablan de años.
Nuestro extraño héroe fue conocido en la aldea como "el loco de las piedras", o "el loco de la luna" hasta que alguien dio en el clavo y lo bautizó "el loco piedraluna" y todos lo llamaron así. El hombre quedó marginado y solitario.... hasta que un día llegó la noticia que todas las aldeas de la comarca estaban invitadas a participar de una gran competición de destreza física en tres categorías: velocidad, el que corriera más rápido un kilómetro; salto, quien pudiera saltar el ancho de un arroyo sin caer dentro; y por último, el que arrojarse una pesada piedra lo más lejos posible.
En la aldea nadie corria rápido, todos tenían miedo de caer en el arroyo, entonces fueron a buscar al señor piedraluna para que los represente en el lanzamiento de la pesada piedra.
En la competencia uno corrió un poco más rápido que el resto de los representantes de todas las aldeas, varios saltaron el arroyo sin caer en el agua y se declaró triple empate, pero en el lanzamiento de piedra el loco la tiró tan pero tan lejos, que nunca la encontraron, así fue el asombro de la competencia y el orgullo de su aldea.
En los festejos le preguntaron por qué tiraba
piedras a la luna, y entonces respondió, persigo un sueño que nunca podré alcanzar, pero ahora todos empezaron a respetarme.