PEDRO MARTINEZ: La mula herrada...

La mula herrada

Dicen los habitantes de Bogotá que a partir de la medianoche puede escucharle el galopar de una mula. Herrada porque va sola y ensillada recorriendo la ciudad. Se dice que un hombre llamado Don Álvaro, disfrutaba de montar a su mula cambiando constantemente de rumbo. Terminaba siempre en una casa de juego, donde comía y bebía hasta altas horas de la noche. Un día, mientras Don Álvaro jugaba, su sirviente acompañó a la mula a beber agua del río. El animal se escapó hasta la casa de juego donde se encontraba su dueño.

Sorprendido, Don Álvaro le pidió que lo recogiera todas las noches, y así ocurrió. Al morir Don Álvaro, la mula pasó el resto de sus noches vagando por la ciudad en busca de su dueño. Dicen que su fasta regresa hasta el día de hoy, con lo cual, quienes la escuchan la llaman “la mula herrada

La candileja

Según esta leyenda, existe una gran bola ardiente compuesta de tres antorchas, que toman la forma de tentáculos rojos y persigue a hombres sospechosos o de mala voluntad, como borrachos, infieles, maltratadores, aquellos que abandonan su familia, etcétera. Cuentan que también persigue a viajeros trasnochados y que puede aparecerse para reprender malos comportamientos de hijos y nietos.

El origen de la candileja es una anciana que fue excesivamente permisiva con sus nietos. Al morir, San Pedro la reprendió por haberlos educado de esta manera y, como castigo, le da la forma de tres llamaradas de candela, así como la encomienda de regresar a poner orden cuando fuera necesario. Una representaba el cuerpo de la anciana, y las otras dos el de sus nietos.