Hay una leyenda asiática que habla de un anciano sabio que está en un lago tranquilo, disfrutando del paisaje rejalado cuando de repente aparece una persona y le pregunta qué tipo de personas hay en ese pueblo. El anciano le pregunta que qué tipo de personas había en el sitio de donde proviene y éste le responde que allí había gente muy malhumorada, envidiosa y de mentalidad cerrada. El anciano respondió que el mismo tipo de personas encontraría allí. Al rato llegó otra persona más y le preguntó lo mismo. El anciano de nuevo respondió con otra pregunta: ¿Qué tipo de personas vivían donde tu vivías? Esta persona sin embargo le contó que eran personas alegres, amables y bondadosas. El anciano le dijo que así serán las personas que encontraría allí. Y por último se acercó un chico que había presenciado ambas conversaciones y le preguntó por qué dio la misma respuesta a ambas personas. El anciano le contó, que tal y como vemos el mundo, tal y como lo percibimos así es. Da igual el sitio donde estés, que si para ti el entorno es un suplicio lo seguirá siendo por más veces que te mudes de ciudad, de país o de continente. Todo depende de tu percepción. Lo que crees, creas.
