Ofertas de luz y gas

PEDRO MARTINEZ: La leyenda de la Amazonia del Pájaro carpintero y el...

La leyenda de la Amazonia del Pájaro carpintero y el tucán

Cuentan los más ancianos que hace mucho, mucho tiempo, recién creado el planeta y los animales, los pájaros carpinteros, que eran de un color oscuro todos ellos, tenían la gran habilidad de hacer agujeros en los troncos de los árboles para construir sus nidos. En cambio, los tucanes, fueron creados con hermosas plumas de colores y un largo y robusto pico. Pero eran incapaces de construir nidos, y se veían obligados a vivir en la intemperie. Y eso, en medio de la selva Amazónica, donde llueve tantos días al año, no era una buena idea…

Un día, un joven pájaro carpintero picaba sin cesar el tronco de un árbol en medio de la selva. Tenía prisa por hacer un nido, porque quería poner allí un huevo y criar una familia. Estaba el pájaro carpintero muy atareado y no paraba de picar:

– Toc, toc, toc…

Atraído por el ruido, un elegante y hermoso tucán se posó sobre una rama cercana. No podía dejar de admirar al pájaro carpintero, que seguía trabajando sin distraerse ni un instante:

– Toc, toc, toc… toc, toc, toc…

Entonces, el tucán le dijo:

– No te molestará que te mire, ¿no? Me dijeron que vosotros, los pájaros carpinteros, sois los mejores haciendo nidos. Y creo que no mienten….

La propuesta del pájaro carpintero al tucán
El pájaro carpintero, sin dejar de trabajar, respondió:

– Creo que sí, amigo tucán, que somos los más hábiles haciendo nidos.

– Yo en cambio, con este pico tan grande que tengo, soy incapaz de hacer un nido. Y me veo obligado a vivir con miedo, en plena Naturaleza, sin un lugar donde resguardarme de la lluvia y criar seguro a mi familia. Ojalá tuviera tu habilidad.

– Bueno, tucán, pero tienes unas plumas muy hermosas… – dijo entonces el pájaro carpintero- Mira, se me ocurre una idea. ¿Qué tal si hacemos un trato? Tú me das unas plumas de colores para realzar un poco mi cabeza y yo a cambio te construyo un nido para que puedas utilizar con tu familia.

– ¡Me parece una idea estupenda!- respondió el tucán entusiasmado.

Entonces, el tucán se arrancó las plumas más bonitas que tenía en la cabeza y se las ofreció al pájaro carpintero. Eran unas plumas rojas. A cambio, el pájaro carpintero terminó en muy poco tiempo el nido que estaba haciendo y se lo regaló a su nuevo amigo.

Desde entonces, los pájaros carpinteros tienen un gracioso y colorido penacho de plumas rojas en la cabeza, y los tucanes, aunque perdieron esas plumas tan hermosas, tienen un lugar seguro donde guarecerse de la lluvia en la selva. Ambas especies son muy buenas amigas.