Tito Antonio Escudero
NO TE RINDAS
¡Ay! Amigo no te quejes.
No digas “No puedo más”
Que el camino que te quede;
Solo lo debes de andar.
¡Olvídate de tus penas!
Que es una carga pesada.
Camina con alegría;
Te ayuda en las llegadas.
Recuerda tu juventud;
¡Cuando dormías en la era!
Y en aquellos olivares;
Labrando con vertedera.
Cuando apañabas bellotas;
Con los pantalones rotos.
O yendo de romería;
Con tu montura y tu potro.
Recuerda aquellos gazpachos,
Que en el tajo te comías.
Y el refrito de conejos;
Allá por la gañanía.
Y recuerda, amigo mío;
Cuando guardabas lechones.
Cuando buscabas perrillas;
De la abuela, en los cajones.
Y aquellos cazos de leche;
Que bebías en el verano.
Con aquel pan, bien migado;
Y la cuchara en la mano.
Recuerda aquellas chavalas;
Que traías medio locas.
Cuando iban para misa;
Con su velo o con su toca.
Y aquel primer cigarrillo;
De las hojas del parrón.
Y aquellos tragos de agua;
Que bebías del porrón.
Recuerda todas las cosas;
Que te pasaron ayer.
Solo las que son hermosas;
Y endulzaron nuestra piel.
¿Cuántas ferias con sus bailes?
¿Cuántas noches sorprendido?
¿Cuántas bombillas fundidas?
¿Cuántos besos escondidos?
Recuerda tu buenos días;
¡Que sirvan de gasolina!
Y que arranque tu motor;
Para una vida divina.
¡No te rindas! Mira al frente.
No andes nunca para atrás.
El ayer, pasó a la historia.
El mañana ¿Ya vendrá?
Vive el presente ¡Que puedes!
Y no te rindas jamás.
Tus amigos te acompañan.
Los otros, los otros que más te da.
Por eso, mi buen amigo,
No digas ¡No puedo más!
Que el enemigo se alegra,
¡No lo puedes olvidar!
NO TE RINDAS
¡Ay! Amigo no te quejes.
No digas “No puedo más”
Que el camino que te quede;
Solo lo debes de andar.
¡Olvídate de tus penas!
Que es una carga pesada.
Camina con alegría;
Te ayuda en las llegadas.
Recuerda tu juventud;
¡Cuando dormías en la era!
Y en aquellos olivares;
Labrando con vertedera.
Cuando apañabas bellotas;
Con los pantalones rotos.
O yendo de romería;
Con tu montura y tu potro.
Recuerda aquellos gazpachos,
Que en el tajo te comías.
Y el refrito de conejos;
Allá por la gañanía.
Y recuerda, amigo mío;
Cuando guardabas lechones.
Cuando buscabas perrillas;
De la abuela, en los cajones.
Y aquellos cazos de leche;
Que bebías en el verano.
Con aquel pan, bien migado;
Y la cuchara en la mano.
Recuerda aquellas chavalas;
Que traías medio locas.
Cuando iban para misa;
Con su velo o con su toca.
Y aquel primer cigarrillo;
De las hojas del parrón.
Y aquellos tragos de agua;
Que bebías del porrón.
Recuerda todas las cosas;
Que te pasaron ayer.
Solo las que son hermosas;
Y endulzaron nuestra piel.
¿Cuántas ferias con sus bailes?
¿Cuántas noches sorprendido?
¿Cuántas bombillas fundidas?
¿Cuántos besos escondidos?
Recuerda tu buenos días;
¡Que sirvan de gasolina!
Y que arranque tu motor;
Para una vida divina.
¡No te rindas! Mira al frente.
No andes nunca para atrás.
El ayer, pasó a la historia.
El mañana ¿Ya vendrá?
Vive el presente ¡Que puedes!
Y no te rindas jamás.
Tus amigos te acompañan.
Los otros, los otros que más te da.
Por eso, mi buen amigo,
No digas ¡No puedo más!
Que el enemigo se alegra,
¡No lo puedes olvidar!