PEDRO MARTINEZ: LEYENDAS GRANAINAS...5ta. Parte....

LEYENDAS GRANAINAS....1ra. Parte."Sanchica y la Mano de Azabache"

Cuenta la leyenda, que vivió un tiempo en unas de las dependencias de la Alhambra un hombrecillo llamado Lópe Sánchez, un jardinero feliz como un saltamontes, y que se pasaba el día cantando. Era el alma, la vida de la fortaleza, cuando acababa de trabajar tomaba asiento en uno de los bancos de piedra de la explanada, rasgueaba la guitarra y cantaba coplas en honor al Cid, de Bernardo del Carpio, de Hernando del Pulgar y de otros héroes españoles, cosa que encantaba hasta la emoción a los soldados veteranos de la fortaleza nazarí.
En otras ocaciones, cambiaba el tono y se iba, más alegre a los fandangos y boleros que tanto les gustaba bailar a las muchachas.

Como suele ser habitual en los hombres bajitos, Bernardo Sánchez tenía por esposa a una mujerona que podía habérselo metido tranquilamente en la bolsa de su delatar, pero, contra lo que es corriente entre los pobres de la época, su prole era escasa, tanto, que sólo alcanzaba a su primer hijo, mejor dicho hija, que por los días en que transcurría esta historia tenía doce años, Sanchica, la llamaban, y era una niña de ojos muy vivos y muy negros, con tan buen carácter como su padre, que se desvivia por ella.

Mientras Lópe cuidaba de los jardines, Sanchica retozaba a su lado, bailaba al son de la guitarra, y en compañía de su padre corria y saltaba como un cervatillo por los claustros entonces en ruinas de la Alhambra.

Fue la víspera de San Juan, y la gente ociosa de la Alhambra, hombres mujeres y niños se dirigieron de noche al Cerro del Sol que se alza sobre el Generalife, para pasar allí la noche de fiesta, erá una noche apacible, despejada y con la nítida luz de una luna que plateaba las cúspides de las montañas y arrojaba sombras sobre las cúpulas y los campanarios de la ciudad, haciendo de la vega una suerte de país de las hadas con arroyos igualmente plateados que refulgían en su discurrir por el bosque oscuro.

También los que vivían en las aldeas vecinas, acudian a pasar la noche de San Juan en las colinas y los cerros de la comarca granaina, y encendían hogueras en la vega y al rededor de en las faldas de las montañas llameaban palidamente bajo el imperio de la luz de la luna.

En el cerro fueron muchos los que pasaron la noche con gran alegría bailando a los sones de la guitarra de Lópe Sánchez, un hombre especialmente feliz cuando se celebraban fiestas populares, de las que era el rey indiscutible.

Mientras bailaban y cantaban los vecinos, Sanchica y unas amigas se alejaron hacia las ruinas de un antiguo bastión morisco que coronaba la montaña, allí se pusieron a recoger piedrecillas del suelo y en el foso se encontró Sanchica una pequeña mano de azabache con el puño cerrado y el dedo pulgar asegurando el puño, un bonito adorno... CONTINUARA..

LEYENDAS GRANAINAS...2da. Parte."El Pozo Maldito"
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.. Feliz por su hallazgo, corrió Sanchica corrió hacia dónde se encontraba su madre para enseñárselo, naturalmente, la pequeña mano de azabache se convirtió en el momento en objeto de admiración y de conversaciónes entre aquellas buenas gentes, aunque todos contemplaban el adorno, un colgante, con cierta prevención supersticiósa.

--tira eso todo lo más lejos que puedas--dijo uno--

--es un amuleto moro y te traerá mala suerte porque es malefico--

--no hagas caso--dijo otro--

--llévalo mañana al Zacatin, y verás que bien te lo pagan--

En esas estaban, cuando se acercó al corrillo un veterano soldado que había servido en la guerra de África, de tez semejante a la de un moro, y tomó la mano de azabache para examinarla con mucha atención.

--He visto muchas iguales entre los de la berberia--
--dijo al fin--

Tiene poderes contra el mal de ojo y todas clase de hechicerías y encantamientos.

Enhorabuena amigo Lópe, tu hija será bienventurada en adelante...

Nada más oír esas palabras, la mujer de Lópe ató la pequeña manita de azabache y la colgó de cuello de su hija.

Aquel talismán, como lo llamaron todos después de escuchar al soldado, incitó leyendas moriscas en la imaginación de aquellas gentes.
Se acabó así la danza, se sentaron en grupos y empezaron a contar leyendas que se habían ido refiriendo las familias del lugar de generaciones en generación.
Algunos de aquellos cuentos hablaban de maravillas que ocurrieron en el mismo cerro donde celebraban la festividad de San Juan, historias por demas, en las que se aseguraba que allí moraban distintos duendes.
Una vieja lugareña se entretuvo con mucho deleite, haciendo la descripción fabulosa del palacio subterráneo que se decía sr hallaba en las entrañas del cerro y en el que estaban enterrados Boabdil y sus cortesanos;

--Entre aquellas ruinas--
--decía la comadre, señalando con su dedo unas murallas desmironsdss y unos terraplenes--

Hay un pozo muy hondo que baja y baja hasta el propio corazón de la roca,
¡no me atrevería yo a mirar por su brocal, aunque me dieran todo el dinero que hay en Granada!

Hace muchos años, tantos, que ya no se sabe cuándo pasaron, un pobre pastor de la Alhambra, que solia llevar su ganado a esa parte de la montaña, bajó al pozo para salvar a un cabritillo que se le había caído... salió espantado, contando tales cosas, que todos pensaron que estaba loco... y en verdad que no hizo más que desvariar desde aquel día, tenía los ojos que parecían que se le iban a saltar y contaba que veía fantasmas, los fantasmas moros del pozo, que le habían perseguido... nadie podía convercerlo de que llevara de nuevo su ganado a la montaña, pero un día cedió, lo hizo y no se le volvió a ver... ramoneaban sus cabras por las ruinas moras, mientras varias partidas lo buscaban... sólo encontraron cerca del pozo su sombrero y su capa.. de él, ni rastro.

La pequeña Sanchica oyó aquel relato con suma atención, sin tomar aliento... era de naturaleza muy curiosa y de inmediato sintió la necesidad de asomarse al "pozo maldito"... CONTINUARÁ

LEYENDAS GRANAINAS...3ra. Parte... Sanchica y el pozo maldito.

Sanchica sintió la necesidad de asomarse al pozo maldito.. se alejó sin que la vieran las otras niñas, marchó hacia las ruinas, y después de caminar a tientas por aquellos oscuros parajes, dio con una hoya cerca de la ceja de la montaña donde se inicia el declive que lleva hacia el valle del Darro, justo en el centro de la hoya estaba el brocal del pozo.

Se adelantó Sanchica y miró hacia abajo, pero nada pudo ver porque estaba oscuro, negro como la pez y sugería una profundidad espantosa, sintió que se le helaba la sangre, entonces dió unos pasos atrás, dispuesta a marcharse, pero pudo más la tentación, se aproximó de nuevo, se asomó otra vez... y volvió a retirarse, así varias veces.

El mismo miedo que le inspiraba el hoyo, deleitaba al mismo tiempo la curiosidad de la niña. Al fin se armó de valor y acercó una piedra grande con las manos y con los pies hasta el borde del pozo, la dejó caer, todo fue silencio durante un buen rato, al cabo del mismo, oyó Sanchica que la piedra chocaba contra la roca y que rebotaba de una a otra haciendo el mismo ruido que los truenos.. un rato más y oyó que caía en el agua para que de nuevo se hiciera un silencio absoluto.

No duró mucho, tubo la niña la sensación de que algo cobraba vida en el interior del pozo, primero fue un murmullo que subía como el zumbido de una colmena, y después un auténtico clamor, para concluir en abierta confusión de voces de una muchedumbre distante, alzada en armas... y clarines y tambores... parecía como si la tierra albergará en sus entrañas un ejército dispuesto a entrar en combate.

Ni llorar podía la pequeña Sanchica de tanto miedo como sentía y corrió hacia sus padres... pero, ya se habían ido del Cerro, y con ellos todos los demás, las hogueras se habían consumido, apenas salían de ellas una débil espiral de humo, tampoco había hogueras en las colinas próximas ni en las faldas, ni en la vega, todo parecía en total calma.... CONTINUARÁ

LEYENDAS GRANAINAS...4ta. Parte."Boabdil y el batallón fantasma"

.. Todos ya se habían ido, de las hogueras solo salía un hilo de humo, todo parecía en calma tenebrosa...

Gritó Sanchica para llamar a sus padres y a sus amigas, pero no obtuvo respuesta alguna, corrió para bajar el cerro, cruzó los jardines del Generalife, llegó a la alameda de la Alhambra, y tomó entonces asiento en un banco de piedra en un bosquecillo apartado, para recuperar el resuello.

Dieron las doce de la noche en la torre de la fortaleza y la tranquilidad era absoluta, parecía dormir la naturaleza toda, salvo una escondida corriente de agua que se afanaba en susurrar su presencia bajo los árboles de ramas que se entrelazaban en el aire.

Tan cansada y arrullada tan dulcemente por el rumor del agua se iba quedando dormida Sanchica, cuando la puso en alerta un resplandor que se veía en la distancia... era una formación de guerreros moros que marchaban por la falda de la montaña y por las frondosas alamedas, armados unos con lanza y escudos, y otros con cimitarras y hachas, y todos con sus corazas de las que parecían extraer relámpagos la luz de la luna.
Piafaban los caballos, pero sus cascos, como si estuvieran forrados de fieltro, no alteraban el silencio de la noche, tampoco hablaban los jinetes inmóviles en sus monturas y pálidos como la propia muerte, iba entre ellos, cabizbaja y ausente, también a caballo, una hermosa joven de largas trenzas rubias, con pendientes y corona engastados en perlas, su palafrenén enjaezado en terciopelo verde bordado en oro precedía a un séquito de cortesanos, igualmente mudos pero vestidos ricamente y tocados con turbantes de todos los colores.

Y en medio, montando un airoso caballo de batalla, el Rey Boabdil luciendo su corona de brillantes y su manto clabeteado de joyas.

Reconoció de inmediato Sanchica a Boabdil el Chico por su barba gris, pues lo había visto en los retratos del museo del Generalife.

Sus ojos asombrados y admirados ante la comitiva real que tan silenciosamente iba dejando atrás la arboleda y aunque sabía bien que el rey, y sus cortesanos, y sus guerreros, tan pálidos, espectrales y silenciosos no eran de éste mundo sino una aparición mágica, lo contenplaba todo sin miedo... CONTINUARÁ.

LEYENDAS GRANAINAS...5ta. Parte.

"Sanchica, la Puerta de la Justicia y la cristiana cautiva"

La comitiva encabezada por el Rey Boabdil el Chico fue dejando atrás la arboleda donde se encontraba Sanchica que los seguía con mirada atónita, pero sin miedo segura del influjo del misterioso talismán de la mano de Azabache que colgaba de su cuello.

La muda y silenciosa cabalgata pasó al fin, más Sanchica, al instante, la siguió en su marcha hacia la Puerta de la Justicia que estaba abierta de par en par, los centinelas, viejos e Inválidos, dormían profundamente en los bancos de piedra de la barbacana, acaso bajo los efectos de un hechizo, y la procesión fantasmal pasó siempre en silencio, en aptitud triunfal, con sus banderas y estandartes desplegados.

Siguió la niña Sanchica caminando tras la cabalgata, y grande fue su sorpresa cuando así llegó, tras la cabalgata, hasta un hoyo en el suelo que se extendía más allá de los cimientos de las torre, valiente, Sanchica siguió caminando por aquel paso subterráneo, y a no mucha distancia de la entrada vió veinte o treinta escalones hechos en la dura roca, por los que siguió hasta acceder a un pasaje abovedado con lámparas de plata, de cuya luz se desprendía una muy agradable agradable fragancia.

Siguió caminando Sanchica, cada vez más entusiasmada con lo que iba descubriendo, así llegó a un gran salón abierto en las entrañas de la misma montaña, adornado a la usanza árabe, con todo el lujo y esplendor, repleto de candelabros de plata y de cristal. Vió en una cómoda otomana a un anciano con los ojos entornados, de largas barbas y con un báculo en una mano que parecía a punto de caérsele, y a su lado, una hermosa española, con una diadema de brillantes y una lira en sus manos.

Recordó entonces Sanchica la leyenda tantas veces oída de la princesa goda encerrada en el corazón de la montaña por un sabio árabe al que la cristiana dormía con las mágicas notas de su lira.
más también el fantasma vió a Sanchica... CONTINUA.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
LEYENDAS GRANAINAS....6ta. Parte.

"El Talismán mágico, el sabio y la princesa cristiana"

... recordó entonces Sanchica la leyenda tantas veces oída de la princesa goda encerrada en el corazón de la montaña por un sabio árabe a quien la cristiana dormía con las notas de su lira mágica...

Más el fantasma también vió a Sanchica, maravillandose de encontrarse con un ser mortal en el salón encantado.

¿Es acaso la noche de San Juan?
... (ver texto completo)