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PEDRO MARTINEZ: "Los zapatos del campesino"...

"Los zapatos del campesino"

Mientras caminaban por el sendero que cruzaba el arrozal, un maestro y su discípulo vieron unos viejos zapatos a la vera del camino. Suponiendo que era de algún pobre campesino que estaba afanado en su tarea y los había dejado allí para no estropearlos más, el joven le dijo a su maestro:

Maestro, ¿Qué le parece si le gastamos una broma a este hombre? Escondemos los zapatos y nos escondemos para ver la cara que pone cuando salga del arrozal y no los encuentre. Pero el maestro, negando con la cabeza, dijo:

¿Y qué te parece si le gastamos otra broma? Deja una moneda de oro en cada uno de sus zapatos y después nos escondemos para ver su cara al encontrarlas. Sonriendo maliciosamente, el discípulo sacó su bolsa y después de dejar el dinero en los zapatos, se fue junto a su maestro a esconderse detrás de unos arrayanes.

Así, cuando el campesino acabó su tarea y fue a ponerse los zapatos, encontró en el derecho algún objeto extraño, por lo que se lo quitó y, al descubrir en su interior la moneda de oro, miró en derredor pero, no viendo a nadie, echó la vista hacia el cielo y cayó de rodillas llorando, dando gracias a Dios. Después, al ponerse el izquierdo, notando también otro objeto extraño en su interior, repitió la acción encontrando igualmente la moneda de oro. Sin poder contenerse, cayó otra vez al suelo y comenzó a rezar en voz alta, hablando de la enfermedad de su mujer y de que no había tenido dinero para comprar las medicinas, además de los días que llevaban sus hijos sin comer, dándole de nuevo gracias a Dios por el dinero en sus zapatos.

Mientras el campesino se alejaba, el maestro y el discípulo salieron de su escondite y, viendo que el joven discípulo tenía los ojos rojos de tanto llorar y escondía la cara de vergüenza, el hombre le preguntó:

¿Aunque estés llorando, no te sientes ahora mejor que si le hubiésemos hecho lo que tú querías?

¡Oh sí!, contestó el joven.

Pues que nunca se te olvide esta lección, replicó el maestro, "la felicidad y el sufrimiento son como un perfume, no podemos ponérselo a nadie sin percibir nosotros mismos su aroma..."

"La persona más desarrollada es aquella que es capaz de ponerse en los zapatos de todo tipo de personas".