FALSO COMO LA PALMA DE MI MANO
Hay expresiones tan populares y repetitivas que se dan como ciertas y pasan de generación en generación, son demasiadas, pero en este artículo quiero referirme a LO CONOZCO COMO LA PALMA DE MI MANO.
Nada menos cierto y es sencillo de comprobar. Hace muchos años y expresé esta frase delante de mi madre, y ella, con su manera de pensar tan práctica me llamó, nos sentamos a la mesa, colocó un papel y me pidió que pusiera mi mano izquierda abierta sobre este y ella dibujó el contorno de mi mano sobre la hoja.
A continuación, me pidió que dibujara sobre la silueta las líneas que todos tenemos y son diferentes para cada persona, por supuesto que ni parecidas las líneas trazadas. Pasando el tiempo y en mi época de profesor escuché esta expresión en boca de una colega que se enfureció al decirle que eso era falso, pero yo no le respondí en ese momento.
Días después en una reunión de docentes pedí la palabra al llegar al punto de proposiciones y varios y dije que si todos creían conocerse como las palmas de sus manos y todos, sin excepción afirmaron que si. A continuación, repartí hojas en blanco y repetí el experimento que hizo mi madre conmigo. Resultado: ninguno dibujó las líneas de su mano ni por aproximación.
Conclusión, los que dicen conocer algo como la palma de sus manos sin saberlo están diciendo que no saben nada del tema.
Hay expresiones tan populares y repetitivas que se dan como ciertas y pasan de generación en generación, son demasiadas, pero en este artículo quiero referirme a LO CONOZCO COMO LA PALMA DE MI MANO.
Nada menos cierto y es sencillo de comprobar. Hace muchos años y expresé esta frase delante de mi madre, y ella, con su manera de pensar tan práctica me llamó, nos sentamos a la mesa, colocó un papel y me pidió que pusiera mi mano izquierda abierta sobre este y ella dibujó el contorno de mi mano sobre la hoja.
A continuación, me pidió que dibujara sobre la silueta las líneas que todos tenemos y son diferentes para cada persona, por supuesto que ni parecidas las líneas trazadas. Pasando el tiempo y en mi época de profesor escuché esta expresión en boca de una colega que se enfureció al decirle que eso era falso, pero yo no le respondí en ese momento.
Días después en una reunión de docentes pedí la palabra al llegar al punto de proposiciones y varios y dije que si todos creían conocerse como las palmas de sus manos y todos, sin excepción afirmaron que si. A continuación, repartí hojas en blanco y repetí el experimento que hizo mi madre conmigo. Resultado: ninguno dibujó las líneas de su mano ni por aproximación.
Conclusión, los que dicen conocer algo como la palma de sus manos sin saberlo están diciendo que no saben nada del tema.