PEDRO MARTINEZ: EL GATO DEL MUELLE...

EL GATO DEL MUELLE

¡Lo miraba siempre ahí!, mirando el orizonte perdido en su mundo.
¡Pensaba si era la rencarnación misma de algún marinero!, deseoso por volver ha surcar los 7 mares, para descubrir aquellos misterios que en sus aguas se esconden.
Siempre lo miraba llegar por las tardes
Despacio, sin prisas como aquel caballero que tiene calculado el tiempo mismo
para llegar a una importante cita.
¡siempre tan puntual!.
En ocasiones me asercaba y me sentaba a su lado y me miraba como queriéndome contar su gran secreto.
Podia pasarme las horas mirándolo intentado interpretar cada uno de sus movimientos.
Una tarde me decidi y lo espere en una lancha dónde sabía que llegaría.
Para aventurarnos hacia ese faro que día con día parecía llamarlo.
¡Sabía que no me despreciaría!.
Me miro, y adivinando mi pensamiento subió conmigo.
Y se dejó llevar mar adentro, la tarde caía y nos regalaba aquel maravilloso cielo enrojecido.
Parecía entusiasmado y a la misma vez agradecido.
¡Mientras navegaba sobre aquellas aguas inquietas!.
Mi mente vagaba recordando mil historias que de chiquillo tenía.
Por fin llegamos a ese pequeño puerto dónde un gran faro lo iluminaba.
Él, sin esperarse un momento, de un gran salto se bajo
Y se metió por la ventana que tenía aquel grande farol.
Pasaron los minutos y el no saber nada de él me desesperaba.
Pero de pronto lo mire aparecer, pero esta vez solo no venia.
Una gran familia venía con él disfrutando de su compañía.
Sentí alegría al ver que era por ellos que deseaba volver.
Espere por un momento pero a mí lancha no subieron.
Creo que con su mirada me agradecieron y un buen viaje me desearon.
Mientras me alejaba lo miraba juguetear muy feliz y contento
A mi rutina regrese pero por las tardes suelo pensar en él.
Mirando aquel farol que en la distancia deja su luz resplandecer.