OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

PEDRO MARTINEZ: LEYENDAS GRANAINAS. La casa del viejo capitán. 4ta....

LEYENDAS GRANAINAS. La casa del viejo capitán. 4ta. y última parte.

... Tan fantástica comitiva, cruzó la Plaza Larga, subió por la Calle del Agua hasta la Placeta de los Muñoces, torciendo hasta las Tres Estrellas e, inteenandose en el angosto callejón del Blanqueo Viejo y desembocó en la Placeta del Conde.
Detuvose el grupo un momento ante la deshabitada casa, y a una señal convenida, acercaronse los trece hombres a la puerta y descubrieron sus linternas para introducir la llave en la puerta, pero cual no sería el asombro de todos, cuando la encontraron abierta.
Algo de terror se produjo entre los esbirros, dudando todos, de quien debía ser el primero en entrar primero...
y con la muda comprensión de lo que no queremos demostrar, penetraron todos a un tiempo.
Una vez en el patio y ocultas las linternas, aguardaron silenciosos, replegados en la sombra profunda del senador.
Más de dos horas transcurrieron sin que se oyera el menor ruido. Al poco, el aire trajo el grave sonido de las campanas del Salvador y los alocados repiques de las Tomasas, eran las doce de la noche...
en cilencio profundo... los corchetes contenían hasta la respiración, no se sabe si por miedo, o por temor a que el fantasma escapara.. en vista de que el tiempo transcurria y dudando de la veracidad de la leyenda, uno de los bultos se acercó al que parecía ser el jefe, y le dijo, señor Corchuelos, yo creo que cuanto vos contasteis fue hijo de vuestro miedo o lo concevistes bajo el influjo del vino... al amanecer, daréis cuenta de vuestra patraña ante el Santo Tribunal.....
El familiar que así hablaba, no pudo terminar, un ruido subterráneo se dejó oír, al par que una blanca silueta se dibujó en el hueco de una ignorada puerta al final de la galería... imposible poder describir la confunsion que se formó, el primer impulso de los corchetes fue huir, e incluso hubo uno que, lleno de pavor, se lanzó a la calle dando voces de;
¡favor, en nombre de la ley!
escandalizado a los vecinos, que en vez de acudir, se acurrucaron entre las sábanas del lecho, mientras, mientras tanto, otros más animosos, se avalanzaron encima del fantasma, que allandose sorprendido y no teniendo tiempo de huir, recibió la furiosa acometida de las espadas de los esbirros... un grito de muerte resonó y el fantasma cayó sin vida al suelo.
El encantamiento de la casa del viejo capitán, quedó deshecho, descubierto el fantasma, resultó ser un pillo llamado Mascafierro que tenía cuentas pendientes con la justicia, y antes de morir declaró que servía a cierto señor magistrado, prestandose a hacer el papel de fantasma, mientras que aquel hacía "prácticas amorosas" con cierta "linajuda dama" que vivía en la finca colindante y con la cual comunicaba la secreta puerta de la galería del patio.
El Santo Tribunal, echó tierra al asunto del magistrado y, para darle satisfacción al pueblo, se quemó el cadáver de Mascafierro.
Tal fue el desenlace que dio al asunto, aquel tribunal, cuyo fanatismo, cubrió de humeantes restos humanos a media Europa.
FIN