PEDRO MARTINEZ: En pleno corazón del Barrio del Albaicin, bajando por...

En pleno corazón del Barrio del Albaicin, bajando por el carril de san Nicolás, se encuentra el convento de monjas de Santa Isabel la Real, un lugar, en apariencia normal pero que encierra una leyenda bastante tétrica.
Se cuenta, que allí, a principios del S. XVII hubo una religiosa que al perecer conoció por las calles de Granada a un joven morisco comerciante de seda que le robó el corazón.
Este romance llegó a oídos de la madre superiora y de esta al arzobispo.
La monja, intentó huir con su amado camino hacia la vega pero la pareja fue delatada y apresada.
El joven morisco fue ahorcado en plaza nueva por orden de la santa inquisición.
Y la joven monja sería enterrada viva en una de las paredes del convento del que nunca debió salir para pecar. Convirtiéndose así en parte del edificio.

Siglos más tarde, cuando restauraban el Palacio de Dar al Horra (que fue parte del convento de santa Isabel la real) al sanear un muro que accidentalmente se derrumbó dieron con un reducido cubículo en el que se encontraron unos restos óseos desperdigados por el suelo.

Hoy en día, cuando paseamos por las ricamente ornamentadas estancias de ese palacio y por sus alegres jardines se nos olvida el terrible crimen perpetrado por el Arzobispo de Granada con la colaboración de las santas monjitas del convento de Santa Isabel la Real.