OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

PEDRO MARTINEZ: Existió hasta principios del S. XX una sencilla cruz...

Existió hasta principios del S. XX una sencilla cruz de madera envuelta en una leyenda:

Don Tello Quirós fue un hombre que habitó en estos parajes Albaicineros en el S. XVII, estaba casado con una bella joven, Doña Luisa.
Una tarde, la joven acompañada de su ama regresaban a casa y fueron asaltadas por unos malhechores, cuando, de repente, un joven, Diego de Figueroa, capitán de los tercios de Flandes, que paseaba sus días de permiso por el Albaicin, salió en su defensa y consiguió librarlas del peligro a costa de algunas heridas y magulladuras.
La joven, agradecida, ayudada por su ama, llevaron a casa a Diego, cuidándolo hasta su total recuperación.

Todo esto ocurrió en ausencia de D. Tello que se encontraba de viaje, requerido por el Rey.
A su regreso conoció los hechos a través del relato que le hizo Aurorilla, una gitana enamorada del joven capitán y que no era correspondida.
Los celos pusieron en boca de la gitanilla mentiras y calumnias que ponían en entredicho el honor de la joven esposa. Impulsando a D. Tello a ejecutar una terrible venganza.
Ordenó a unos asesinos a que apresaran al joven Diego y lo llevaran a su casa, una vez allí lo mando ahorcar entre las suplicas y protestas de inocencia de su mujer... pero de nada sirvieron...
Pasado el tiempo, Tello Quirós supo la verdad y comprendió que había ordenado la muerte de un inocente y para mitigar sus remordimientos mandó instalar una cruz de madera en el mismo lugar donde el valiente capitán fue ahorcado.

Hoy en día esa cruz ya no existe debido a las numerosas remodelaciones de la fachada pero si se conserva el nombre de la calle en recuerdo de este hecho. Calle Cruz de Quirós.