Mi pueblo no tiene mar,
tiene un cerro, el Mencal,
con sus cuevas de estalactitas
y estalagmitas, sin igual.
La Chimeneilla en la cima
nos vigila y obsequia
su mirada abierta
a todos nos llega.
En una botella
quisiera meterlo
y llevármelo, conmigo,
mas todo son fantasías
de un Pedromartinero. a
peregrino. a.
Me conformaré con contemplar
lo grandioso del lugar
y, llenar de agua la botella
de sus fuentes, casi secas.
Subiendo a las Erillas
o yendo a Joraique
porque los Juncarillos, no están
y los caños, son un referente.
Recuerdo mi pueblo
grande y llamo
como su gente,
con ese encanto.
La primavera alegre
en este pueblo, se esmera,
preparando el verano
que al fresco, te espera.
Mi pueblo no tiene mar,
pero sus vistas son oro,
se ve hasta Sierra Nevada
que parece que la toco.
Rosa M. Martínez del Valle
tiene un cerro, el Mencal,
con sus cuevas de estalactitas
y estalagmitas, sin igual.
La Chimeneilla en la cima
nos vigila y obsequia
su mirada abierta
a todos nos llega.
En una botella
quisiera meterlo
y llevármelo, conmigo,
mas todo son fantasías
de un Pedromartinero. a
peregrino. a.
Me conformaré con contemplar
lo grandioso del lugar
y, llenar de agua la botella
de sus fuentes, casi secas.
Subiendo a las Erillas
o yendo a Joraique
porque los Juncarillos, no están
y los caños, son un referente.
Recuerdo mi pueblo
grande y llamo
como su gente,
con ese encanto.
La primavera alegre
en este pueblo, se esmera,
preparando el verano
que al fresco, te espera.
Mi pueblo no tiene mar,
pero sus vistas son oro,
se ve hasta Sierra Nevada
que parece que la toco.
Rosa M. Martínez del Valle
