Orígenes del pueblo Pedro Martínez
Los fundadores (a finales del siglo XV)
Queda claro que el cortijo de Pedro Martínez fue fundado por Pedro Martínez Pretel y María Pretel, primos hermanos y esposos. Pero no aparecen fechas. Es evidente que la fundación hay que situarla después de la conquista cristiana del territorio, acaecida en 1489; pues no tendría ningún sentido estar hablando de una fundación cristiana, con ermita incluida, situada en territorio moro. Así, es fundamental identificar correctamente, antes de nada, a los fundadores y situarlos cronológicamente.
Como datos esenciales debemos tener en cuenta los siguientes: primero, no se puede confundir al fundador, Pedro Martínez Pretel, con Pedro Martínez, alférez mayor de Baeza, muerto 1309 en la batalla de Guadalhorce; y segundo, tampoco hay que confundirlo con otro Pedro Martínez Pretel, hijo de Diego Martínez Pretel, que vivió hacia 1400 y estuvo casado con Isabel de Viedma. De quien realmente estamos hablando es de Pedro Martínez Pretel, natural de Baeza y capitán del ejército de los Reyes Católicos. Este Pedro Martínez, participante destacado en la conquista de Granada, probó su hidalguía, según consta en un docuinento conservado en el Archivo de la Real Chancillería de Granada, hacia 1503; demostrando que provenía de Juan García Pretel, hidalgo señor que era alcaide del castillo de Montiel cuando el rey Enrique II mató a su hermano el rey Pedro 1 El Cruel, en 1369, precisamente en esa ciudad castellana de Montiel.
Don Pedro Martínez y doña María Pretel se casaron, siendo primos hermanos, por bula pontificia concedida en 1497 por el Papa Alejandro VI. Maria Pretel quedó viuda al cabo de unos 10 ó 15 años de la fundación del cortijo de Pedro Martínez, y fue ella quien, con su yerno Juan Rodríguez, fundó la ermita del cortijo, reservando un lugar cercano al altar mayor para que sirviera de enterramiento a ambos fundadores. Y allí fueron enterrados efectivamente. La ubicación exacta de estas tumbas no está del todo clara; pero parece ser que estuvieron situadas en el lugar en donde muy posteriormente se levantó la torre de la iglesia vieja, y desaparecieron con la ampliación que de esta iglesia que se hizo en 1850.
El cortijo de Pedro Martínez (siglo XVI)
Volvamos ahora de nuevo al momento posterior a la conquista para ver las circunstancias en las que surge el cortijo de Pedro Martínez. Las tierras de la zona de Pedro Martínez fueron concedidas en imprecisos fragmentos por los Reyes Católicos a algunos caballeros y peones militares castellanos que habían contribuido a la conquista de Granada. La imprecisa delimitación de estas concesiones favoreció la apropiación de tierras valdias colindantes, en una auténtica acumulación de terrenos, de manera que ahí se originaron las grandes propiedades. Algunos de estos latifundios se incrementaron aun más por compra a bajo precio de tierras vecinas a beneficiarios de mercedes más interesados en dineros que en agricultura. Así fue como se anexionaron a la Sacedilla las tierras de Pedro Martínez, tal y como se relata en el documento que hemos reproducido.
Desde el primer momento los dueños de las tierras trajeron consigo gentes para labrarlas. El poblamiento se fue haciendo tímidamente, espaciado en el tiempo y con pocas personas. Pensamos que poco a poco irían haciéndose cultivables ciertos sectores de tierra, aumentando paulatinamente con roturaciones constantes. Al aumentar el espacio cultivado se precisaban más agricultores y más jornaleros (ésta ha sido la dinámica poblacional en Pedro Martínez desde sus orígenes hasta el siglo XX).
La explotación de estos cortijos se realizó mediante la colonización señorial, consistente en la implantación en el lugar de una determinada población y la distribución, en servidumbre concertada o en arrendamiento, de las tierras disponibles entre los labradores. Había un patrón y varios trabajadores o braceros que vendían sus servicios por días. La demanda cerealística de mediados del siglo XVI se hizo notar en el cortijo de Pedro Martínez, y a partir de l568 experimenta una afluencia repobladora importante, llegando por esas fechas a los 30 vecinos (unas 130 personas), la mayoría procedentes de la provincia de Jaén. La estructura del poblado en ese tiempo era muy irregular, con casas más o menos diseminadas, cubiertas de retama, y chozas, entre las que despuntaba una iglesia pequeña y la casa de los fundadores.
Los fundadores (a finales del siglo XV)
Queda claro que el cortijo de Pedro Martínez fue fundado por Pedro Martínez Pretel y María Pretel, primos hermanos y esposos. Pero no aparecen fechas. Es evidente que la fundación hay que situarla después de la conquista cristiana del territorio, acaecida en 1489; pues no tendría ningún sentido estar hablando de una fundación cristiana, con ermita incluida, situada en territorio moro. Así, es fundamental identificar correctamente, antes de nada, a los fundadores y situarlos cronológicamente.
Como datos esenciales debemos tener en cuenta los siguientes: primero, no se puede confundir al fundador, Pedro Martínez Pretel, con Pedro Martínez, alférez mayor de Baeza, muerto 1309 en la batalla de Guadalhorce; y segundo, tampoco hay que confundirlo con otro Pedro Martínez Pretel, hijo de Diego Martínez Pretel, que vivió hacia 1400 y estuvo casado con Isabel de Viedma. De quien realmente estamos hablando es de Pedro Martínez Pretel, natural de Baeza y capitán del ejército de los Reyes Católicos. Este Pedro Martínez, participante destacado en la conquista de Granada, probó su hidalguía, según consta en un docuinento conservado en el Archivo de la Real Chancillería de Granada, hacia 1503; demostrando que provenía de Juan García Pretel, hidalgo señor que era alcaide del castillo de Montiel cuando el rey Enrique II mató a su hermano el rey Pedro 1 El Cruel, en 1369, precisamente en esa ciudad castellana de Montiel.
Don Pedro Martínez y doña María Pretel se casaron, siendo primos hermanos, por bula pontificia concedida en 1497 por el Papa Alejandro VI. Maria Pretel quedó viuda al cabo de unos 10 ó 15 años de la fundación del cortijo de Pedro Martínez, y fue ella quien, con su yerno Juan Rodríguez, fundó la ermita del cortijo, reservando un lugar cercano al altar mayor para que sirviera de enterramiento a ambos fundadores. Y allí fueron enterrados efectivamente. La ubicación exacta de estas tumbas no está del todo clara; pero parece ser que estuvieron situadas en el lugar en donde muy posteriormente se levantó la torre de la iglesia vieja, y desaparecieron con la ampliación que de esta iglesia que se hizo en 1850.
El cortijo de Pedro Martínez (siglo XVI)
Volvamos ahora de nuevo al momento posterior a la conquista para ver las circunstancias en las que surge el cortijo de Pedro Martínez. Las tierras de la zona de Pedro Martínez fueron concedidas en imprecisos fragmentos por los Reyes Católicos a algunos caballeros y peones militares castellanos que habían contribuido a la conquista de Granada. La imprecisa delimitación de estas concesiones favoreció la apropiación de tierras valdias colindantes, en una auténtica acumulación de terrenos, de manera que ahí se originaron las grandes propiedades. Algunos de estos latifundios se incrementaron aun más por compra a bajo precio de tierras vecinas a beneficiarios de mercedes más interesados en dineros que en agricultura. Así fue como se anexionaron a la Sacedilla las tierras de Pedro Martínez, tal y como se relata en el documento que hemos reproducido.
Desde el primer momento los dueños de las tierras trajeron consigo gentes para labrarlas. El poblamiento se fue haciendo tímidamente, espaciado en el tiempo y con pocas personas. Pensamos que poco a poco irían haciéndose cultivables ciertos sectores de tierra, aumentando paulatinamente con roturaciones constantes. Al aumentar el espacio cultivado se precisaban más agricultores y más jornaleros (ésta ha sido la dinámica poblacional en Pedro Martínez desde sus orígenes hasta el siglo XX).
La explotación de estos cortijos se realizó mediante la colonización señorial, consistente en la implantación en el lugar de una determinada población y la distribución, en servidumbre concertada o en arrendamiento, de las tierras disponibles entre los labradores. Había un patrón y varios trabajadores o braceros que vendían sus servicios por días. La demanda cerealística de mediados del siglo XVI se hizo notar en el cortijo de Pedro Martínez, y a partir de l568 experimenta una afluencia repobladora importante, llegando por esas fechas a los 30 vecinos (unas 130 personas), la mayoría procedentes de la provincia de Jaén. La estructura del poblado en ese tiempo era muy irregular, con casas más o menos diseminadas, cubiertas de retama, y chozas, entre las que despuntaba una iglesia pequeña y la casa de los fundadores.
