Buenas tardes Sensi. Ya estoy en
casa. Tenía a toda mi
familia esperando mi llegada. El
pueblo, en verdad, se está quedando ya vacío:
casas cerradas,
calles desiertas, tristes los
campos... Menos mal que hay gorriones, estorninos, grajillas que, con sus gorgeos o graznidos, alegran a quienes los escuchan. Ya mismo el viento que se filtra por las rendijas, la
lluvia que resuena en el
tejado, o la
nieve que viste de blanco el
paisaje pongan su nota armoniosa en ese ambiente de soledad pedromartinera.
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