Las palabras son como las hojas; cuando abundan, poco fruto hay entre ellas. EL ABRIGO QUE NUNCA SE VENDIÓ
La primera vez que Ayoub entró en aquella tienda de segunda mano, no buscaba nada en particular. Había llegado a Canadá hacía apenas seis semanas, y con el frío mordiendo los huesos, solo quería algo que abrigara más que su chaqueta de tela fina. Caminaba entre pasillos de ropa donada con pasos lentos, como si cada prenda le contara un secreto.
Fue entonces cuando lo vio.
Un abrigo largo, de lana gruesa, color gris oscuro, con botones pesados y bolsillos profundos.... Las cosas pasan, es verdad, pero siempre le pasan a alguno y no a otros, y se lamentan los que las padecen. Bendecida noche Sensi hasta mañana un abrazo. Antonia buenas noches. feliz descanso. besillos.