Una niña en Africa, le dio a su maestra un regalo de cumpleaños. Se trataba de un hermosa concha blanca y rosa de un molusco.
– ¿Dónde lo encontraste?, le preguntó la maestra.
La niña le dijo que esas conchas se encontraban solamente en cierta playa lejana.
La maestra se conmovió profundamente porque sabía que la niña había caminado muchos kilómetros para buscar su regalo.
– No debiste haber ido tan lejos sólo para buscarme un regalo
La sabia niña sonrió y le contestó:
–... Si es un deber respetar los derechos de los demás, es también un deber mantener los propios. Crecí lo suficiente para entender que hay guerras que se ganan abandonándolas. La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar". En un rincón olvidado de Lagos, Nigeria, vivía un niño llamado Tunde. Tenía diez años, ojos enormes que parecían absorberlo todo, y un par de sandalias remendadas que apenas sostenían sus pasos. Cada mañana, mientras sus vecinos corrían al colegio con mochilas coloridas, él caminaba en dirección opuesta: al vertedero.
Allí buscaba papel, cartón, latas… cualquier cosa que su madre pudiera vender para poder cocinar algo caliente. Pero Tunde tenía una manía extraña. No buscaba solo basura útil. Buscaba...