Camino a las Erillas y al Mencal, PEDRO MARTINEZ

(18 de Enero de 2021)
CUANDO SE CIERRA LA CASA DE LOS ABUELOS

Uno de los momentos más tristes de nuestras vidas llega cuando se cierra para siempre la puerta de la casa de los abuelos, y es que, al cerrarse esa puerta, damos por finalizados los encuentros con todos los miembros de la familia, que en ocasiones especiales cuando se juntan, enaltecen los apellidos, como si de una familia real se tratase, y llevados siempre por el amor a los abuelos, cual bandera.
Cuando cerramos la casa de los abuelos, damos por terminado...
Las preocupaciones acaban por comerse unas a otras, y al cabo de diez años, se da uno cuenta de que se sigue viviendo.
Cuando las máscaras se caen, aprendes a darle a cada persona, el valor que se merece, e incluso ignorarla, para siempre.
Para ser felices hay que eliminar dos cosas: el temor de un mal futuro y el recuerdo de un mal pasado. El segundo ya no nos concierne y el primero no nos afecta todavía.
Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca, el amor es más fuerte que la violencia.