FÁBULA
Un hombre de mucha fama en un
pueblo, le dijo a un sordo del lugar:
– ¿Sabes que tu vecino está muy enfermo? Yo creo que deberías ir a visitarlo…
El sordo asintió, pero de pronto pensó: «pero con la sordera que tengo… ¿cómo me enteraré de lo que dice? Él no sabe lengua de signos… Bueno, tal vez pueda estar atento al movimiento de sus labios. Al fin y al cabo, es fácil. Yo le preguntaré
– ¿Qué tal estás?
Y él me contestará:
– Bien, bien…
Aprovecharé para decir:
– ¡Fantástico!
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