DONDE MUEREN LOS ELEFANTES
La sabana ardía bajo el
cielo africano. Era un calor seco, antiguo, como si el sol llevara mil años repitiendo el mismo gesto sobre la tierra. A lo lejos, una nube de polvo anunciaba el paso de una manada. Iban despacio. No por pereza, sino por respeto.
Jabari, el más viejo de todos, caminaba al final.
Tenía los colmillos gastados, las orejas rajadas por los años, y una mirada que ya no pertenecía del todo a este mundo. Sabía que era su momento. Lo sabía sin que nadie
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