Canadá, 2021.
Anne Delacroix vivía con su esposo, Marcel, en una cabaña de madera al borde del bosque Laurentian. Durante más de 40 años, compartieron vida, silencios y rituales sencillos: leer en la mecedora, escuchar jazz suave… y mirar cada tarde por la ventana el paso de los animales.
Uno de ellos, un ciervo de cornamenta blanca, solía asomar entre los árboles. Marcel decía en broma:
—Ese viene a comprobar si todavía soy digno de ti.
Pero en febrero, Marcel enfermó.
Y en marzo… murió.
Anne ... (ver texto completo)
Anne Delacroix vivía con su esposo, Marcel, en una cabaña de madera al borde del bosque Laurentian. Durante más de 40 años, compartieron vida, silencios y rituales sencillos: leer en la mecedora, escuchar jazz suave… y mirar cada tarde por la ventana el paso de los animales.
Uno de ellos, un ciervo de cornamenta blanca, solía asomar entre los árboles. Marcel decía en broma:
—Ese viene a comprobar si todavía soy digno de ti.
Pero en febrero, Marcel enfermó.
Y en marzo… murió.
Anne ... (ver texto completo)
