EL NIÑO QUE LUSTRA ZAPATOS Y LA LECCIÓN QUE NADIE OLVIDÓ
Era una mañana cualquiera en un café del centro.
Un niño, de unos 12 años, cargaba un viejo cajón de lustrabotas.
La ropa limpia, pero gastada.
Los zapatos rotos de tanto andar.
Se acercó a un hombre elegante, con
reloj de lujo y
traje a medida.
—Señor, ¿le lustro los zapatos?
El hombre ni lo miró.
—Vete de aquí, niño. Anda a mendigar a otro lado.
... (ver texto completo)