Compramos energía a futuro

PEDRO MARTINEZ (Granada)

Florece la primavera
Foto enviada por sensi

Buenas noches Antonia. dulces sueños una brazo.
Quien acepta el mal sin protestar, coopera con él.
¿Sabias qué... Las viejas abejas no regresan a la colmena por la noche. Pasan la noche en las flores y, si tienen la suerte de ver otro amanecer, retoman su actividad llevando polen o néctar a la colonia. Actúan así sabiendo que su fin está cerca. Ninguna abeja espera morir en la colmena para no ser una carga para las demás.
Las abejas tienen sangre fría, como todos los insectos, pero dentro de la colonia forman un mega-organismo cálido.
Hay abejas que recolectan polen y otras que traen néctar; ... (ver texto completo)
La imaginación sirve para viajar y cuesta menos.
Eres el artista de tu vida, no le des el pincel a nadie.
"CINCO MINUTOS PARA CERRAR EL ATAÚD" Vale la pena leerlo.

El caballo, tras ser mordido por una serpiente, cayó desmayado en el establo.
La gallina lo encontró temblando, con los ojos en blanco. Corrió al bosque, recogió hierbas y preparó un té medicinal.
Aunque era pequeña, arrastró una cáscara de coco llena de té hasta el caballo, jadeante y con las plumas empapadas.
Cuando él despertó, la miró y gritó con dureza:
— ¡Lárgate con tu limosna! ¡Déjame solo! ¡Sé cómo curarme!
Levantó la pata ... (ver texto completo)
En el camino de la vida podrás transitar por el sendero de la sabiduría. Si de él sales convencido de no saber nada, es que has aprendido mucho.
(Proverbio hindú)
La libertad es como el aire: Uno se da cuenta de lo que vale cuando empieza a faltar.
EL PINCELITO

"Había una vez un pincel que era la admiración de todos los demás lápices, pinceles y crayones, puesto que con él habían sido pintados los cuadros más hermosos que habían salido de ese taller. Cuando el pintor tenía que realizar una obra de calidad o un trabajo muy importante, siempre acudía a él, puesto que sus suaves cerdas eran las que más finos y delicados trazos imprimían sobre el lienzo, y le daban un toque especial a cada detalle de la obra. Esto llenaba de orgullo a nuestro amiguito, que solía pasearse orondo por el taller, mirando por encima del hombro a los demás elementos de dibujo, puesto que sabía que él era el mejor. Todas las fibras y acuarelas del taller suspiraban por el galán.
Cierto día, un viejo plumín de tinta china, envidioso porque nuestro amiguito era el centro de la atención femenina del taller, sembró en él una inquietante cizañita. Le dijo: " ¿Tú te crees muy bueno? Pues lamento informarte que tú solo no vales nada. Jamás decides tú qué es lo que pintarás, o qué colores utilizarás, sino que eres un miserable esclavo del pintor que es quien te usa como a él se le da la gana". Esto inquietó al pincelito. ¿Sería verdad lo que el plumín había dicho? ¡No! El pintor era bueno... Pero... si era así, ¿qué derecho tenía el pintor de hacer con él lo que quisiera? ¡El pincelito era el que se ensuciaba y el que se desgastaba al raspar contra el lienzo. ¿Por qué había de llevarse los laureles el pintor?
La sombra de esta incomodidad quedó flotando en el ánimo del pincelito... Al día siguiente, cuando el pintor lo tomó en sus manos, decidió que sería él quien dictaría los trazos. Así cuando el pintor quería realizar una línea, el pincelito hacía fuerza para pintarla en otra dirección. Cuando el pintor quería sopar el pincel en un color, él apuntaba hacia otro tarrito de pintura. El pintor no entendía qué estaba sucediendo, puesto que en el lienzo tan solo aparecieron manchones deformes e improlijos. Luego de varios intentos fallidos, simplemente dejó al pincelito de lado y tomó otro para recomenzar su obra.
Esto puso aún más furioso a nuestro amiguito. ¿Quién se creía ese pintor que era para cambiarlo a él, al mejor, por un pincel cualquiera? ¡Ahora mismo se pondría él solo a pintar sin necesidad de que ese estúpido pintor lo manosease con sus manos sucias de pintura! Y así lo hizo. Se ubicó frente a un lienzo y con varios potes de pintura junto a él y comenzó a pintar. Todos observaban absortos al pincelito, incluso el pintor, que había dejado su trabajo, y al ver la satisfacción del plumín, comenzó a sospechar qué estaba ocurriendo. De más está decir, que tan solo una masa informe de colores superpuestos apareció sobre el lienzo. Y todos se rieron de él...
Nuestro amiguito, avergonzado, deprimido y frustrado se retiró a llorar lágrimas de pintura en su vaso. Había hecho el ridículo. Todos se habían reído de él. Todos... menos el pintor, que lo tomó dulcemente en sus manos y le dijo: "Querido amiguito, yo sé que tú eres el mejor, pero eres el mejor en mis manos. No eres un esclavo en mis manos, sino que juntos, los dos, pintamos. Así como yo te necesito a tí, tú me necesitas a mí. Sólo dejándote conducir por mis manos podemos crear juntos la belleza. El que sea yo quien dirige tus movimientos no te quita mérito, no, sino que por el contrario te enaltece, porque yo te elijo a ti entre todos los otros pinceles. ¿Nunca lo habías pensado así? Yo te amo, y te elijo a ti, entre muchos otros, cada vez que te utilizo. Y ahora sécate esas lágrimas, y vamos a seguir pintando".
Y el pincelito comprendió que en su naturaleza de pincel estaba el dejarse conducir por las manos del pintor, que sólo así podía ser lo que él era: un pincel." ... (ver texto completo)
La humanidad es como es. No se trata de cambiarla, sino de conocerla.
La vida es tan incierta, que la felicidad debe aprovecharse en el momento en que se presenta.
La sociedad sería una cosa hermosa si se interesaran los unos por los otros.
Muestra siempre tu lado más amable, así contagias a quien tengas cerca.
No es necesario decir todo lo que se piensa, pero es fundamental pensar todo lo que se dice...
¡Felicidades a todas las Madres!