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PEDRO MARTINEZ (Granada)

Sale el Sol por el Mencal
Foto enviada por sensi

En la vida no se puede tener todo; sin embargo, es necesario aspirar a ello, porque la felicidad no es una meta sino un estilo de vida.
Muchos creen que tener fortaleza es tener mucha suerte. Pocos, que la suerte puede ser cuestión de ponerle pasión a nuestras fortalezas.
La vida no es más que una partitura que se escribe cada día, hasta encontrar la nota final, que sepa tocar.
El destino no es cuestión de casualidad, sino cuestión de elección. No es algo a lo que se deba esperar, sino algo a conseguir..
No es necesario tener una religión para tener moral. Porque si no puedes distinguir el bien del mal, lo que falta es la sensibilidad, no la religión.
Mi epitafio: Aquí yacen los restos de un ser humano que sin pretensiones, pero con convicción, quiso cambiar el mundo... No pudo, pero lo intentó...!
Será un mundo mejor cuando se enseñe a las personas a ser honestas, no inteligentes..
La leyenda de Las flores de la luna llena

En la Sierra de Cádiz, según cuenta la leyenda, los días de luna llena nacen dos flores, una de ella de una forma muy bella, y la otra «poco atractiva», nacen juntas, una al lado de otra.

Muy pocos son los que han podido verlas.

Algunos de lo que lo hicieron, acabaron afirmando que solo han sido alucinaciones.

Cuenta la misma leyenda, que en cierta ocasión, un labrador las vio, una de ella le resultó tan hermosa, que la cortó para llevarla a su ... (ver texto completo)
Detrás de cada felicidad se esconde una sombra de tristeza, detrás de cada tristeza existe siempre la esperanza del renacimiento de una felicidad.
Sólo aquellos que tienen el valor de escribir la palabra final, puede encontrar la fuerza para escribir la palabra comienzo.
Ese es el problema con la bebida, pensé, mientras me servía un trago. Si ocurre algo malo, bebes para olvidarlo; si ocurre algo bueno, bebes para celebrarlo; y si no pasa nada, bebes para que pase algo.
A veces me gustaría volver a ser niño, para llenarme de la magia que tenía este día y la vida en general. No existe mejor mundo que el visto desde la mirada de un niño.
La primera regla de la sinceridad es serlo con uno mismo. Contarse mentiras induce a hacer lo mismo con los demás.
El poder de encontrar la belleza en las cosas más humildes hace feliz el hogar y la vida más bonita.
El panadero de la Poya Gorda

Cuentan los ancianos del lugar que en la calle Elvira, cerca de la Alcaicería, había un horno común y se encargaba del mismo un tal Pepe, un mozo joven, corpulento, fornido y de buena presencia, con pies que pisaban un gato y no le se veía ni el rabo, con mejillas sonrosadas, y de carácter jovial.
En aquel tiempo las familias amasaban la harina y hacían su pan en casa y después lo llevaban las mujeres, para cocer al horno común del barrio. A cambio, el hornero percibía ... (ver texto completo)