PEDRO MARTINEZ (Granada)

Para segar
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La leyenda del Basajaun y el trigo

Existe en la mitología vasca un ser de gran tamaño, peludo y de gran fuerza, con un pie humanoide y otro en forma de pezuña, y que a menudo es llamado el yeti vasco: el Basajaun. Este ser, de gran fuerza e ingenio, es considerado el protector de la naturaleza y el ganado, y protagoniza numerosas leyendas (a veces considerando una única criatura y en otros haciendo referencia a dos o más miembros de una misma especie de genio). Una de ellas, en la cual se habla ... (ver texto completo)
Nunca pierdas las cosas importantes de la vida por no querer dar tu brazo a torcer ni por no ser capaz de respetar las creencias de los demás. Nuestras opiniones son importantes, pero las de los demás también deben ser respetadas.
No hay barrera, cerradura. ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente..
PAZ, HAMBRE, CARTILLAS DE RACIONAMIENTO Y CARLOS GARDEL PARA OLVIDARLO TODO
(Artículo: Amanda Martínez. “IDEAL”. 13/07/1963)

En pri­ma­ve­ra ha­bía lle­ga­do la paz de una Gue­rra Ci­vil que de­jó a un país ex­haus­to. Lle­ga­ron los ‘años del ham­bre’. Ese do­lor que se aga­rra­ba al es­tó­ma­go pu­so nom­bre a la di­fí­cil post­gue­rra, un do­lor que quie­nes lo vi­vie­ron re­cor­da­rían el res­to de su vi­da. La es­ca­sez de ali­men­tos obli­gó a im­plan­tar el ra­cio­na­mien­to y se asig­nó a ca­da es­pa­ñol una ra­ción de ar­tícu­los de pri­me­ra ne­ce­si­dad. La ma­yo­ría de los ciu­da­da­nos so­bre­vi­vía gra­cias a la be­ne­fi­cen­cia mien­tras los co­me­do­res del Au­xi­lio So­cial aco­gían a cien­tos de mi­les de fa­mi­lias ca­da día.

A pe­sar de es­to, la gen­te que­ría vol­ver a la nor­ma­li­dad, lo ne­ce­si­ta­ba y lo in­ten­ta­ron en la pe­num­bra de una sa­la de ci­ne, el en­tre­te­ni­mien­to de la so­cie­dad he­ri­da. Pre­ce­di­dos por el ‘no­ti­cia­rio Fox’, con imá­ge­nes que anun­cia­ban otra gue­rra que no tar­da­ría en lle­gar, Car­los Gar­del o Fred As­tai­re ha­cían so­ñar a los es­pa­ño­les en las bu­ta­cas de las gran­des sa­las que ofre­cían se­sio­nes inin­te­rrum­pi­das des­de las cua­tro de la tar­de has­ta la ma­dru­ga­da. Cuan­do aún se oía el eco de los him­nos de los com­ba­tien­tes, Im­pe­rio Ar­gen­ti­na pu­so el es­tri­bi­llo a los años que les ha­bía to­ca­do vi­vir a esa ge­ne­ra­ción: «El día que na­cí yo / qué pla­ne­ta rei­na­ría / Por don­de quie­ra que voy / qué ma­la es­tre­lla me guía».
En aquel 1939 lo que más se acer­ca­ba a la idea de unas va­ca­cio­nes fue­ron los cam­pa­men­tos de la OJE y la Sec­ción Fe­me­ni­na de Fa­lan­ge, ins­tru­men­tos de pro­pa­gan­da fran­quis­ta y adoc­tri­na­mien­to que per­mi­tie­ron a los jó­ve­nes dis­fru­tar de unos días en el cam­po o en la pla­ya con abun­dan­te co­mi­da. ... (ver texto completo)