EL
CABALLO QUE SE QUEDABA JUNTO AL
ÁRBOL DONDE LO DESATABAN
En un rancho al norte de Jalisco, había un caballo alazán llamado Relámpago Bravo.
Durante años, fue el más fuerte del
pueblo.
Cargó leña, llevó a niños en la
feria, aró la tierra, cruzó
ríos.
Pero cuando envejeció, sus patas ya no podían más.
Su dueño, Don Marcos Fierro, decidió no venderlo.
En lugar de eso, cada tarde lo soltaba en el
campo abierto, sin soga ni riendas.
Y sin embargo, Relámpago no se iba.
Se quedaba quieto, al
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